¿Quieres entrenar tu cerebro? Olvida los juegos, acertijos o rompecabezas y quédate con la música

Publicado 31 octubre, 2016 por admin
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Subir la capacidad cerebral, adquirir nuevos hábitos beneficiosos o intentar mejorar nuestras capacidades son cosas que todos deseamos. Así, la industria que es consciente de ello enfoca sus productos para hacer creer que poseen este tipo de beneficios.

En 2014, un grupo de más de 100 psicólogos y neurólogos advertían que «los reclamos que promueven ciertos juegos cerebrales son exageradas y, con frecuencia, engañosos«.

Valga como ejemplo la denuncia que, a principios de este año, sufrió Lumosity (Brain Games & Brain Training), el gigante de la industria de juegos cerebrales. Fue castigado con 2 millones de dólares de multa y el reembolso a todos aquellos clientes que fueron engañados con sus productos, de los que decían mejoraban las capacidades mentales.

Mientras que los juegos cerebrales todavía tienen carencias, hay una serie de entrenamientos que podemos realizar y que realmente funcionan, pues dependen solo de nosotros mismos.

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Así, ciertas actividades o un estilo de vida determinado pueden reportar muchos más beneficios neurológicos, ya que promueven la salud general del cerebro y pueden ayudar a mantener una agudeza mental a medida que envejecemos.

Dentro de estas actividades destaca la música. Numerosas investigaciones muestran que aprender a tocar un instrumento musical es beneficioso para los niños y adultos por igual, e incluso puede ser útil para pacientes que se recuperan de lesiones cerebrales. La formación musical es uno de los pilares para una mente más ágil.

Catalina Loveday, una neuropsicóloga de la Universidad de Westminster, afirma que «la música es capaz de hacer algo único. Estimula el cerebro de una manera muy potente, debido a nuestra conexión emocional con ella«.

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Tocar un instrumento es una experiencia rica y compleja que implica los sentidos de la vista, el oído y el tacto. Por ello, aprender a hacer todo esto puede inducir cambios a largo plazo en el cerebro. De este modo, en los músicos profesionales se observan cambios tales como la plasticidad de sus cerebros.

Cambios en el cerebro

Hay otros ejemplos que diferencian el cerebro de los músicos de quienes no tocan un instrumento. Por ejemplo, el cuerpo calloso, las fibras nerviosas que conectan los dos lados del cerebro, es significativamente mayor en los músicos. Las áreas del cerebro implicadas en el movimiento, audición y habilidades visuales y espaciales también parecen ser más grandes en personas que tocan instrumentos con teclas. Del mismo modo, el área dedicada a las sensaciones táctiles de procesamiento de la mano izquierda se incrementó en violinistas.

En conjunto, estos estudios muestran que aprender a tocar un instrumento musical no solo aumenta el volumen de materia gris en varias regiones del cerebro, sino que también puede fortalecer las conexiones entre ellas.

Otras investigaciones muestran que la formación musical también mejora la memoria verbal, el razonamiento espacial y las habilidades de alfabetización, de tal manera que los músicos profesionales por lo general superan a quienes no son músicos en estas habilidades.

Beneficios

Incluso si hemos recibido alguna formación musical durante la infancia puede tener beneficios duraderos. A medida que envejecemos, la precisión del tiempo en las respuestas neuronales auditivas del tronco cerebral se deterioran, lo que dificulta la comprensión del habla, especialmente en ambientes con mucho ruido de fondo. Sin embargo, los estudios realizados con personas con ninguna, poca y mucha formación musical sugieren que aprender a tocar un instrumento musical en la infancia protege el cerebro contra el desarrollo de deterioro cognitivo y la demencia.

Además, estudios más recientes han hecho evidente que la formación musical facilita la rehabilitación de pacientes que se recuperan de un accidente cerebrovascular y otras formas de daño cerebral. E incluso algunos investigadores sostienen que también podría impulsar la transformación y el aprendizaje del habla en los niños con dislexia y otros trastornos del lenguaje.

La música, a diferencia de los productos de entrenamiento cerebral comerciales que solo mejoran el rendimiento de las técnicas aplicadas, posee lo que los psicólogos denominan efectos de transferencia, es decir, que aprender a tocar un instrumento musical parece tener un efecto muy amplio sobre el cerebro y la función mental. Y para aprender nunca es tarde, pues siempre podemos empezar mañana mismo.

Fuente: The guardian

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