5 rasgos de la personalidad que son más propicios para el divorcio

Publicado 25 junio, 2020 por Alberto Díaz - Pinto
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Muy pocos de los que hayan contraído matrimonio se casan pensando en un divorcio inminente. De hecho, la mayoría de las personas tienden a casarse inundados de pensamientos llenos de amor, de una vida larga y feliz junto a su pareja.

Sin embargo, la triste verdad es que muchos matrimonios terminan en divorcio. Y, a menudo, ciertos rasgos de dominantes de la personalidad de uno de los dos contribuyen a este resultado.

A continuación os hablaremos de los 5 rasgos de la personalidad que más contribuyen al divorcio. Conociéndolos previamente y hablando con vuestra pareja, quizá aún no esté todo perdido:

1. Poco realista

Cuando las personas se casan, a menudo creen que han encontrado a su alma gemela. Piensan que esta persona se convertirá no solo en su amante y su mejor amig@, sino también en el padre o madre perfecto para sus hijos, y que su amor les ayudará a superar todas las dificultades que pudieran ir surgiendo en el camino.

Desafortunadamente, tales expectativas no se basan en la realidad. Nadie puede ser todo para una persona. Si esperamos que alguien lo sea todo para nosotros, nos estamos preparando para una inevitable decepción.

Incluso el cónyuge más maravilloso no debería causarle expectativas poco realistas.

2. Insociabilidad

Las personas que se divorcian con mayor frecuencia tienen dificultades para comunicarse. No pueden hablar sobre sus sentimientos o escuchar a otros hablar de ellos.

El matrimonio es un viaje de toda la vida, por lo que dos personas que han coexistido durante tanto tiempo, inevitablemente tendrán dificultades. Por ello, una comunicación saludable es crucial para una resolución efectiva de los problemas.

Si surgen dificultades, es importante resolverlas con palabras claras y escuchar atentamente. Las concesiones mutuas son importantes para satisfacer las necesidades de la pareja, de tal modo que ambos se sientan seguros.

Cuando las parejas no se comunican, uno o ambos cónyuges probablemente comenzarán a satisfacer sus necesidades en otro lugar, porque simplemente no pueden obtener lo que quieren de su matrimonio.

3. Expectativas sobrenaturales

Dichas personas esperan que su esposo o esposa lean sus mentes.

Es posible que alguna vez has pensado: «Debería saber que después de que los niños se vayan a la cama, necesito que me preste atención«.

Por supuesto, en las películas, el héroe siempre intuye el las necesidades de la pareja a primera vista, pero en la vida real, reconozcámoslo, no somos adivinos.

Por ello, si queremos algo, lo mejor es preguntar al respecto. Solo después de que la pareja descubra exactamente lo que necesitamos, podrá darnos lo que deseamos.

La mayoría de nosotros haríamos todo lo posible en la contribución de la felicidad de un ser querido, pero si esperamos que lean nuestros pensamientos, nos estamos preparando inevitablemente para una decepción y frustración.

4. Hipersensibilidad

Introduciros dentro de este ejemplo: la esposa le dice al marido que cuando vaya de camino al trabajo se pase por una tienda a preguntar por una encimera nueva para la cocina. El marido, lamentablemente, se olvida. Ella, enfadada, le suelta algo como: «si me amaras, te habrías acordado de mirar la encimera».

Es importante recordar que las acciones de la pareja no son necesariamente un reflejo de sus sentimientos hacia el otro. Por supuesto, a veces sí lo son, pero no siempre. Si pensamos así, inevitablemente nuestro matrimonio está condenado al fracaso.

5. Rigidez

A menudo los matrimonios se rompen debido a que las personas se niegan a cambiar.

Después de largos años de convivencia, ambos evolucionan de maneras diferentes. Como resultado, algunos de ellos, con el tiempo, llegan a la conclusión de cuán diferentes son sus puntos de vista, surgiendo diferencias a veces irreconciliables.

Y después de eso, en la mayoría de los casos, la
divergencia de sus caminos es inevitable.

El matrimonio es desordenado. Todos entramos en él con las mejores intenciones, pero a menudo nos perdemos en el camino. Si quieres que tu matrimonio tenga éxito, asegúrate de elegir a alguien con quien puedas hablar. No establezcas expectativas poco realistas, como que te lean la mente, no te tomes las cosas demasiado a pecho y mantente dispuest@ a realizar cambios buenos para ambos. Sin duda, ¡merece la pena!

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