Síndrome de desgaste por empatía: cuando absorbes los problemas de los demás

Publicado 21 junio, 2019 por Vanessa P.
PUBLICIDAD

La empatía es una cualidad necesaria para establecer relaciones sanas con los demás e integrarse con otras personas, pero puede convertirse en un arma de doble filo. Normalmente, se define como la capacidad de una persona para ponerse en los zapatos de otra y comprenderla. Gracias a la empatía es que se dan buenos consejos, pero también por culpa de tenerla en exceso, aquel que escucha y aconseja puede sufrir. Este sufrimiento es llamado Síndrome de desgaste por empatía.

¿Qué es el Síndrome de desgaste por empatía?

desgaste por empatía

El síndrome de desgaste por empatía o fatiga por compasión es un término propuesto por el psicólogo Charles Figley que define el residuo emocional que se queda en las personas que tratan con otras que están pasándolo mal por algún motivo. Puede aparecer de manera súbita o ir aumentando su intensidad progresivamente, hasta llegar a un pico insoportable para aquel que lo padece.

¿Quiénes son más propensos a padecer este Síndrome?

El síndrome de desgaste por empatía es más común en los profesionales que están en contacto con personas que están pasando por momentos difíciles, o que padecen un trauma. Ejemplos de esto son los psicólogos, los trabajadores sociales, los psiquiatras y los médicos. Sin embargo, cualquier persona puede padecerlo.

En general, aquellas personas hipesensibles, que prestan demasiada atención a las emociones y estados de ánimo de los demás, son las que más padecen este síndrome. Estas personas se quedan atrapadas en las redes de las emociones ajenas y propias, tienen poca capacidad para reparar sus emociones y no saben regular sus estados de ánimo ni tomar una distancia psicológica con los problemas.

¿Cómo saber si se padece este Síndrome?

Reexperimentación

Pueden surgir experiencias desagradables no resueltas que están asociadas al conflicto que está viviendo o ha vivido la otra persona. También puede ser que comience a darse un círculo vicioso en el que no se para de pensar en los acontecimientos que vivió la otra persona, acompañado de flashbacks.

Evitación y embotamiento afectivo

El estrés se puede ir acumulando si no se tiene la inteligencia emocional requerida o si las situaciones en las que tenemos que empatizar con la otra persona y ofrecerle nuestro apoyo son muy fuertes. Esto, al final, puede causar saturación emocional, irritabilidad y frustración, algo que puede afectar de manera notable en la vida personal de uno mismo, y en la profesional sobre todo si se trabaja en el área de Salud.

Aquella persona que empatiza en exceso puede terminar evitando ciertos lugares, situaciones o personas que le recuerden al hecho traumático, y también aislándose y descuidando sus propias relaciones interpersonales.

Activación excesiva

Si empatizamos sin control, se apoderarán de nosotros sentimientos de fatiga, culpa, vergüenza y ansiedad constantes. Esto nos llevará a no poder dormir sin dificultades, a no concentrarnos y a sufrir pánico y una excitación excesiva ante estímulos sin apenas importancia.

Aprende a evitar el desgaste por empatía

Para evitar sufrir el Síndrome de desgaste por empatía, es muy importante saber reconocer aquellos momentos en los que se necesita un descanso y autocuidados. Si queremos continuar manteniendo relaciones sanas con aquellas personas que nos rodean y aconsejándolas de forma adecuada, debemos tener en cuenta más que nada nuestra propia salud mental.

Algunas de las cosas que podemos hacer para evitar el desgaste por empatía son las siguientes:

  • Aprender a relajarnos e incluso adquirir técnicas de relajación y meditación, para así recargarnos de energía y estar en calma.
  • Realizar actividades totalmente independientes de las personas a las que aconsejamos y de sus problemas. Es importante alejarse de los problemas tanto propios como ajenos y lidiar con ellos desde una cierta distancia.
  • No sobrecargarse con los problemas ajenos ni con la sensación de no poder ayudar de forma efectiva a solucionar su problema o salir de su situación de sufrimiento.
  • Conocer aquellas situaciones que nos estresan más y aquellos problemas que nos llevan a rememorar acontecimientos propios no superados, es decir, desarrollar la inteligencia emocional.
  • Saber pedir ayuda y apoyo cuando uno mismo está sufriendo.

 

 

 

PUBLICIDAD
Otros artículos de esta categoría...