La torre de murciélagos que ideó un médico y con la que acabó con la malaria

Publicado 19 marzo, 2021 por Alberto Díaz - Pinto
torre-murcielagos
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Hoy venimos a contaros una historia sorprendente que versa sobre un hombre que nunca cedió en su interés médico para reducir el contagio de diversas enfermedades tales como la malaria, cuyas investigaciones le llevaron a contender con unos animalejos que no ostentan muy buena fama: los murciélagos.

A comienzos del siglo pasado, antes de que se inventara el dicloro difenil tricloroetano (DDT) y la malaria se convirtiera en una seria amenaza endémica para los Estados Unidos, un médico de Texas comenzó a experimentar con murciélagos para combatir a los mosquitos portadores de la enfermedad. Su nombre era Charles A. Campbell, presidente de la Academia de Medicina y bacteriólogo de San Antonio, en Texas.

En primera instancia, Campbell intentó crear nidos de murciélagos con cajas de diversas formas y tamaños. Sin embargo, después de varios años de experimentos infructuosos, el investigador cayó en la cuenta de que estos roedores alados necesitaban algo mucho más grande.

«El Monumento», la primera casa para murciélagos

Tras una inversión de 500 dólares de su propio bolsillo, Campbell construyó su primera casa para murciélagos, a la que llamó «El monumento».

Esta era una torre de 9 metros de altura, cuyo interior albergaba estanterías inclinadas, que permitían a los murciélagos posarse, y 20 metros de estopa cubierta de guano en las paredes interiores, para que los murciélagos se sintieran como en casa. Además, para atraer aún más a las criaturas, dejaba lonchas de jamón en el interior.

Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano, ya que ningún murciélago mordió el anzuelo.

bandada de murciélagos

Así fue como Campbell se pasó los siguientes tres años realizando mejoras en su torre de murciélagos, aunque resultaron igual de infructuosos. Movido por la desesperación, incluso llegó a capturar a unos 500 murciélagos para encerrarlos en la torre. Tenía la esperanza de que su chillidos atrajeran a sus congéneres, pero esto también resultó ser un absoluto fracaso.

Finalmente Campbell derribó aquella torre y ahuyentó a los cientos de gorriones ingleses que se habían instalado allí.

Un retiro en soledad para estudiar a los quirópteros

Abatido por el fracaso, Campbell lo abandonó todo para pasar un tiempo solo en las montañas. El objetivo no era otro que estudiar a los murciélagos en su propio hábitat. Después de un tiempo, consiguió recabar información suficiente sobre estas criaturas como para construir otra torre.

Una de las cosas que aprendió es que los murciélagos preferían posarse cerca del agua, por lo que construyó su torre cerca del lago Mitchell. Aquel terreno pantanoso era el sitio idóneo para la proliferación de los mosquitos. De hecho, de primavera a otoño, el ataque de los mosquitos era tal que los agricultores de las tierras circundantes se veían obligados a huir.

grupo de murciélagos

En la primavera de 1911, el año en que Campbell construyó su nueva torre, 78 de los de los 87 adultos y niños que vivían en los alrededores del lago habían contraído malaria.

Un éxito rotundo

Aquel verano, Campbell volvió al lago Mitchell y observó con satisfacción cómo cientos de murciélagos salían volando de la torre en una larga columna que tardaba cinco minutos en salir.

Pero su torre tenía espacio para muchos más. Así fue como se las ideó para atraer a los murciélagos del pabellón de caza y de un rancho abandonado, mediante sonidos acústicos que les hacían insoportable su estancia allí.

La noche siguiente, Campbell fue hasta su torre de murciélagos junto al lago y cronometró su salida con su reloj. Esta vez los murciélagos tardaron casi dos horas en salir.

torre de murciélagos destruida en 2017

Una de las torres originales, destruida por un huracán en 2017. Flickr / donielle

En 1914, cuatro años después de la construcción del dormidero de Mitchell’s Lake, Campbell no encontró ni un solo caso de malaria entre las familias que vivían alrededor del lago.

Finalmente, sus torres se terminaron extendiéndose por todo Texas y el murciélago fue declarado como animal protegido. Sin embargo, todo esto cambió cuando la histeria de la rabia se apoderó de Texas y los murciélagos fueron retirados de la lista de especies protegidas del Estado.

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