Hay muchas personas que relacionan comida y sabor de forma exclusiva, pero lo cierto es que para comer utilizamos mucho más que el sentido del gusto.
El olfato y los aromas son importantísimos en la percepción del sabor, mucho más que la función que cumplen las papilas gustativas.
Sin embargo, la vista es el sentido con más peso y relevancia; y es que puede tener un sabor y un aroma delicioso, pero si tiene un color extraño o una mala presentación, nuestro cerebro enviará señales que nos advertirán de que es mejor no comerlo.
Apetito y apariencia van unidas y por eso debemos cuidar la presentación de nuestras creaciones, sobre todo si tenemos hijos. Para ello os traigo este sencillo truco para convertir un tomate en una bonita flor, un interesante elemento decorativo que aportará color y vitaminas como guarnición de nuestros platos de carne o pescado.