Tras 18 años pensó que el chimpancé al que rescató la olvidó, pero mira cuando le da la mano

Publicado 3 mayo, 2016 por Joaquín M.C.
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Los chimpancés son considerados como nuestros primos cercanos en el mundo animal. Poca duda queda de su inteligencia y, aún así, hasta hace poco, eran usados habitualmente como sujetos de laboratorio.

Confinados en jaulas minúsculas, estos grandes simios han sido objeto de pruebas durante décadas. Actualmente, su uso en laboratorio está restringido a casos de extrema necesidad, aunque tristemente siguen sufriendo malos tratos para ser usados en espectáculos televisivos y circenses.

Linda Koebner tenía 23 años cuando toda esta historia comenzó. Era una estudiante recién graduada en comportamiento animal y fue la encargada de liberar a 3 de estos primates. Todo esto sucedía a mediados de los 90.

Los 3 chimpancés habían sido usados en experimentos para crear vacunas contra la hepatitis. En ese momento la experimentación con grandes simios empezaba a estar mal vista en Europa y Linda tuvo la oportunidad de hacer algo por ellos.

Dolly, Swing y Sparky era el nombre de aquellos chimpancés. Linda estuvo presente cuando fueron liberados y era la encargada de prepararlos para reintroducirlos en un entorno natural. Los 3 primates había pasado sus 6 años de vida abrazados a los barrotes de unas jaulas de metal.

¿Se acordarán Dolly y Swing de Linda?

¿Se acordarán Dolly y Swing de Linda?

Durante 4 años estuvo ayudándoles a adaptarse y rehabilitarse. Ya en 1997 Dolly, Swing y Sparky, completamente recuperados, fueron puestos en libertad en un refugio de animales protegido.

Desde ese momento, Linda no había vuelto a tener contacto con estos animales, por lo que no esperaba que se acordasen de ella de ninguna forma. Pero el mundo animal nos vuelve a sorprender de una forma grata.

En el siguiente vídeo podéis ver el reencuentro que se produjo en 2014 entre Linda y sus 3 amigos primates, y las muestras de afecto y cariño que le profesan. Todo parece indicar que no han olvidado a su rescatadora después de 18 años sin verla. Una prueba más de lo maravilloso que es el mundo animal.

Fuente: Wimp, Artículo por La Voz del Muro

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