Un experimento revela por qué nunca deberíamos usar secadores de mano

Publicado 15 febrero, 2018 por admin
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Cuando uno entra en un baño público lo único en lo que piensa es en lavarse las manos al acabar. Después de tocar con asco los pomos de las puertas, los cerrojos y hasta el papel higiénico (si lo hay), aprietas también con un poco de grima el interruptor de grifo, el del jabón y, por fin, te deshaces de todas las bacterias que has ido recolectando.

Al acabar, llega ese incómodo momento: ¿cómo te secas? Si estás en un sitio decente, habrá varias opciones, secador o toallitas de papel, por ejemplo; si no, posiblemente acabes usando tu propia ropa. De entre todas ellas, sin embargo, siempre nos ha parecido que la más higiénica debía ser el secador, nada te toca, solo es aire. Pues olvídate.

Nichole Ward, una estudiante de enfermería de Carlsbad, California, ha compartido un experimento en Facebook que hará que te replantees si es buena idea lavarse las manos en un baño público o, al menos, secarlas con el secador.

La foto que ha publicado es de una placa de Petri repleta de hongos y bacterias que dieron a parar a ella después de recibir durante tres minutos el aire de un secador de manos. «Esto de aquí es lo que ha crecido en una placa de Petri después de unos días», explica en su post.

Tan solo 48 horas han necesitado los habitantes del secador para crear una colonia visible al ojo humano. Y todo eso acaba en tus manos cada vez que usas un secador de este tipo. En concreto, el que ella utilizó para el experimento es uno de esos en los que deslizas tus manos desde la parte superior y recibes aire en la palma y en el dorso a la vez.

En post de Facebook, que ya se ha compartido más de medio millón de veces, Nichole explica que le sorprendió que los resultados fuesen tan malos. «Los he usado muchas veces y me alegro de saber esto al fin. Desde ahora, me lavaré y me secaré en mi ropa o al aire en el exterior del baño», afirma la joven.

«Esto es lo que crece tras la incubación. Pero es lo mismo que hay en tus manos cuando te secas, solo que no lo puedes ver hasta que no se ha incubado. Desde fuera, un secador de manos tiene sentido, pero las esporas que hay en el aire de un baño son peligrosas y esto se está pasando por alto».

Nichole afirma en la publicación que los secadores como el que ella usó, los más modernos, son los peores, aunque los clásicos no se quedan atrás. Aunque la joven publicó en un principio la marca del fabricante, editó más tarde la publicación y eliminó su nombre. Sin embargo, dio tiempo a que la compañía hablase con ABC Action News para aclarar que están muy sorprendidos con los resultados aunque «no está claro la metodología que se ha utilizado» durante el experimento.

En teoría, los filtros de los aparatos de aire deben atrapar todas las partículas y las bacterias para evitar que esto ocurra. Según la marca, los secadores pasan una serie de pruebas de higiene en universidades y hospitales, empresas de comida y otro tipo de negocios.

Aún así, pocos podremos quitarnos de la cabeza la imagen de esa placa de Petri con todo un universo de hongos y bacterias campando a sus anchas.

Fuente: Nichole Ward

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