Un experto afirma que ha traducido el manuscrito Voynich y estas son sus conclusiones 

Publicado 11 septiembre, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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Durante más de un siglo, los investigadores han estado tratando de descifrar los antiguos textos encontrados en el manuscrito VoynichEl documento, de 600 años de antigüedad, ha sido descrito por las mentes más eruditas como «el texto medieval más misterioso del mundo».

El manuscrito está lleno de ilustraciones de plantas exóticas, estrellas y misteriosas figuras humanas, así como muchas páginas escritas en un texto desconocido, hasta ahora parece ser.

Un académico británico afirma que el documento es, de hecho, un manual de salud para una señora «acomodada» que buscara tratar ciertas condiciones ginecológicas.

Manuscrito Voynich: los últimos hallazgos

Nicholas Gibbs, que es un experto en los manuscritos médicos medievales, dijo que llegó a esta conclusión tras descubrir que el texto estaba escrito con ligaduras latinas que describen los remedios de la información médica estándar.

Una ligadura es un signo formado por la unión de dos o más grafemas, que suelen o pueden escribirse también separados. El origen de las ligaduras está en la necesidad de economizar esfuerzo durante la escritura manual, en una época, la Edad Media, en que no existía ninguna forma de mecanización de la escritura.

Gibbs ha publicado sus conclusiones de su trabajo con el manuscrito en el suplemento literario del Times. Estudiando el latín medieval, «se hizo obvio que cada carácter en el manuscrito Voynich representaba una palabra abreviada, y no una letra«. El erudito encontró las mismas «palabras dominantes» en el manuscrito Voynich y en otros tratados médicos. «Muchos de los ‘atajos’ parecían haber sido sustraídos de otros tratados médicos», afirma.

Las imágenes de mujeres desnudas y plantas curativas también sugirieron que se refiriía a la aromaterapia, practicada por el sanador griego Hipócrates y el naturalista romano Plinio el Viejo. Gibbs cree que las ilustraciones de los remedios de plantas, las símbolos zodiacales y las instrucciones en baños termales, indican que quienquiera que escribió el documento tenía una buena comprensión de la medicina medieval.

El baño era practicado por griegos y romanos y, a lo largo de la Edad Media, como una forma de salud y curación. La curación de las quejas ginecológicas y otras enfermedades femeninas a menudo involucraban «tomar las aguas», ya fuera mediante baños o ingiriéndola.

Gibbs también reconoció entre las ilustraciones las estufas de cocinar medievales, con los típicos recipientes que eran utilizados para hacer infusiones.

Esta imagen coincide con la de una estufa  medieval en un manual escrito por el cirujano y botánico Hieronyus Brunschwygk (1450-1512)

Sin embargo, Gibbs aún no puede traducir completamente las recetas. El principal problema, dice, es que el manuscrito no tiene sus índices.

«En aras de la brevedad, el nombre de la planta y el malestar eran superfluos en el texto, siempre y cuando pudieran encontrarse en los índices con un número de página«.

El origen del manuscrito y el misterio suscitado

Después de haber sido investigado ampliamente por criptógrafos de todo el mundo, así como datado con la prueba del radiocarbono, se cree que el manuscrito fue escrito a principios del s. XV. Actualmente se encuentra en la Biblioteca de Beinecke de la Universidad de Yale, aunque antes pasó por muchas manos hasta llegar a las de un librero londinense llamado Wilfrid Voynich en 1912.

Gibbs ha pasado tres años estudiando el manuscrito y afirma que Voynich era un «vendedor de libros tortuosos«, que alentaba a los «chiflados y a las teorías de la conspiración«. También es cierto que su intrigante y elegante escritura, así como los dibujos de plantas extrañas y de mujeres desnudas, han hecho pensar a muchos que el manuscrito tenía algo que ver con poderes mágicos. 

Según el Gibbs, Voynich fingió que el manuscrito había sido escrito por Roger Bacon. Este fue un fraile y filósofo del siglo XIII, que ocultó sus obras con código para que la iglesia no pudiera descifrar lo que había escrito.

Pero esa teoría fue descartada cuando el manuscrito fue sometido a la prueba del carbono, encontrándose que tuvo su origen entre 1404 y 1438.

Wilfrid Voynich

Nadie se había dado cuenta antes

Gibbs afirma que nadie había reconocido que la escritura era en realidad un código abreviado. 

«El problema era que ninguno de los criptógrafos era historiador; ninguno sabía nada acerca de manuscritos medievales«, dijo.

Cree firmemente que el manuscrito muestra una serie de ingredientes para elaborar recetas con las cantidades necesarias.

«Los seres humanos naturalmente no son complicados. Buscamos atajos para todo, y por ello aún sigue resistiéndose a la interpretación«.

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