Una madre afirma que compartir no es bueno para nuestros hijos

Publicado 13 marzo, 2015 por admin
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Recientemente internet se sorprendía al conocer la opinión de una madre estadounidense que afirmaba no educar a sus hijos en la práctica de compartir.

Cabe destacar, para una mejor comprensión de sus argumentos, que Beth no habla del valor de compartir lo que tenemos con los demás, sino de la práctica que muchos padres han adoptado de hacer que los demás compartan algo para así contentar a sus propios hijos.

Beth W. que así se llama nuestra protagonista, escribío un artículo de opinión en el que explicaba sus reflexiones sobre la dimensión nociva de compartir y de cómo la estamos inculcando en nuestra sociedad.

Un problema que ya se nota en las siguientes generaciones y que podríamos haber pasado por alto. Esta es su reflexión.

Las razones de no enseñar a compartir a mis hijos.

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Existe una directiva sobre compartir en el curso de preescolar de mi hijo. El jardín de infancia es una cooperativa organizada por padres, así que tenemos que tener políticas para asegurar el mismo trato para todas las situaciones.

La regla sobre compartir juguetes es sencilla «Un niño puede quedarse con un juguete todo el tiempo que quiera. Si otro niño quiere el juguete, tiene que esperar que el primer niño termine de usarlo».

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Los padres llegamos incluso a «cuidar» los juguetes cuando el niño tiene que ir al baño, o buscar un bocadillo, etc. para que nadie más lo use hasta que él o ella termine. Esta regla la aplicamos de la misma manera a cualquier otro juguete del patio o de la escuela, incluyendo los columpios, porterías, canastas y barras trepadoras.

Todos los niños conocen la regla, y todo el mundo la aplica, así que excepto durante las dos primeras semanas de curso, nunca montan un berrinche cuando se les dice «podrás jugar con el juguete cuando tu compañero termine».

Al principio jamás pensé en el porqué de esta política. Solamente seguí a la mayoría, porque esa era la regla y nunca me pareció que fuera importante. Pero últimamente he notado una actitud sobre lo que es compartir que me ha hecho reflexionar sobre esta regla.

La práctica de compartir.

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Beth notó que la práctica de compartir es distinta a la que llevan en el colegio de su hija cuando dos situaciones le abrieron los ojos.

Una buena buena amiga que tiene un niño pequeño de dos años, me contó como durante una visita al parque, su hijo, había llevado un coche de juguete para jugar. Otro niño, un poco más grande, quiso jugar con el coche y comenzó a exigir al hijo de mi amiga que se lo entregara.

Todo acabó en la típica riña infantil, que la madre del niño grade zanjó con un «supongo que su mamá no le ha enseñado a compartir», sin contar con el hecho de que el coche era del hijo de mi amiga.  Esta situación me hizo pensar que cuando alguien te pide compartir algo, «no» es una respuesta perfectamente legitima.

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La segunda epifania ocurrió durante un sábado por la mañana en un centro recreativo del barrio. Habían montado circuitos de coches a pedales, castillos hinchables y otros juegos infantiles. Beth acudió con su hijo dispuesta a disfrutar como otras veces.

A mi hijo le gusta jugar con un coche rojo en particular, tanto que la última vez que fuimos, montó en el durante la hora y media que estuvimos en el recinto. Mientras que la mayoría de madres siguen a sus hijos por las pistas para auxiliarlos, mi hijo es lo suficientemente grande para que yo lo mire desde las gradas. Al rato me percaté de una madre que se acercó en varias ocasiones a mi hijo diciendo: «bien, es hora de que lo dejes para que él (su hijo) pueda dar una vuelta». Por supuesto mi hijo no le hizo caso y al rato, la señora, abandonó su empeño.

El caso es que había otro millón de coches para que su hijo pudiera montar, entre ellos uno que era casi idéntico al que tenía mi hijo. De no ser así, hubiera intervenido en un momento.

Las lecciones del mundo real.

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Este suceso sin importancia enseñó a Beth que los adultos somos culpables de los comportamientos caprichosos de los niños.

No estoy de acuerdo con el enfoque de ciertas madres en estas situaciones. Creo que es contraproducente para los niños enseñarles que pueden conseguir lo que deseen simplemente por el hecho de que él también lo quiera. Puedo entender el deseo materno de procurar a un hijo todo lo que pueda desear, a todos nos ocurre, pero es una buena lección, aprender que no siempre es posible, y que no se puede pasar por encima de los demás para conseguir las cosas.

Por otra parte, no es así como funcionan las cosas en el mundo real. Cuando su hijo sea adulto, creerá que todo le pertenece por derecho. Esto ya está ocurriendo con la nuevas generaciones. Hace poco leí un interesante artículo en el que se explicaba que los adolescentes y jóvenes de hoy esperan aumentos de sueldo y promociones laborales por razones tan pueriles como «Vengo todos los días al trabajo».

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Si llegados a este punto aun dudas de mi razonamiento, piensa en tu vida de adulto. Ustedes no se cuelan en la fila del supermercado sólo porque no les apetezca esperar. Y la mayoría de los adultos no utilizarían las pertenencias de un desconocido, como unas gafas de Sol o un teléfono, simplemente por el hecho de que quieran usarlo.

Como padre puede ser difícil enseñar a nuestros hijos a lidiar con la decepción, pero es seguro que tendrán que enfrentarse a ella en la vida, y no siempre estaremos ahí para arreglarlo. En vez de obtener las cosas por obligar a otros a compartirlas con ellos, es mejor que aprendan a obtener lo que desean a través de la diligencia, la paciencia y el trabajo duro.

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¿Como se sienten ustedes frente a la práctica de compartir con los niños pequeños? Sé que es probable que no tengas una política, tal y como yo no la tenía antes del jardín de infancia. Ahora me doy cuenta de que este hecho tiene muchas más dimensiones de las que los padres identificamos en un principio. Esto me hace preguntarme si no deberíamos hablar de este tema un poco más.

Y vosotros, ¿Qué opinais? ¿Cómo enseñáis a compartir en casa? ¿Y fuera de ella?

Animaté y crea debate en nuestro foro.

Artículo original: Lifebuzz.com

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