Una madre estricta educa hijos felices y exitosos

Publicado 14 julio, 2022 por redaccion
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El éxito en la vida no tiene que ver con la inteligencia, si no con la disciplina y el trabajo constante. 

En 2015 se realizó un estudio que mostraba que las personas “exitosas” tuvieron madres exigentes durante su infancia. Aparentemente la presión ejercida por parte de la figura materna por alcanzar metas podría ser benéfica para los hijos. 

Ser estricto con los hijos tiene beneficios. 

Según los resultados de los estudios, establecer altos estándares en adolescentes tienen menos probabilidades de sufrir por las condiciones de la vida. Es menos probable que terminen desempleados o con bajos salarios al conseguir trabajo. 

“En muchos casos, logramos hacer lo que creíamos que era más conveniente para nosotros, incluso cuando esto iba en contra de la voluntad de nuestros padres. Pero por mucho que intentemos evitar las recomendaciones de nuestros padres, es probable que terminen influyendo, de una manera más sutil, en elecciones que considerábamos extremadamente personales” comentó la investigadora Rascon-Ramírez.

Sin embargo, hay una línea muy delgada al momento de establecer disciplina con los hijos. 

A continuación te mostramos algunas características para poder ser estricto sin caer en la tiranía. 

  • Tienen grandes expectativas sobre sus hijos, saben que pueden lograr muchas cosas a largo plazo.
  • Inculcan trabajo, colaboración y responsabilidad.
  • Una mamá exitosa motiva a los niños a aprender desde pequeños
  • Los obligan a salir de su zona de confort
  • Son firmes en enseñar una mentalidad de crecimiento.

¿Cómo ser exigente?

Muchas veces mamá se vuelve la mala de la historia y no es así, sólo está estableciendo límites que permitan que los niños se desarrollen adecuadamente. Estas son algunas herramientas para crear límites adecuados a los hijos:

  • Si el límite es esencial para ti, insiste en ello: Si tiene claro cuál es su límite, tu hijo tiene la libertad de arremeter contra el límite, llorar y lamentarse, finalmente aceptarlo y avanzar hacia una solución mejor para todos.
  • Dilo una vez. Si te sigues repitiendo, estás entrenando a tu hijo para que te ignore hasta que levantes la voz
  • Asegúrate que el límite sea razonable. A veces, cuando escuchamos a nuestro hijo, aprendemos algo importante que nos ayuda a reevaluar nuestro límite.
  • Conéctate. No intentes dar instrucciones o solicitudes desde el otro lado de la habitación. Acércate.

Al final tenemos que tener en cuenta que ser madre es un trabajo de tiempo completo y la educación se tiene que brindar con valores, respeto y amor. Tampoco queremos generar niños con ansiedad. 

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