Si ya es difícil encontrar un piso de alquiler en cualquier parte del mundo de esos que tanto nos gustan: bueno, bonito y barato, en Nueva York es casi imposible. En esta ciudad los espacios pequeños son ley de vida, cada vez más personas están dispuestas a alquilar pisos que parecen casas de miniatura.
Ese es el caso de Mary Helen Rowell, una neoyorquina que vive en un piso en West Village, el barrio bohemio por excelencia de Nueva York, que mide solamente 8 metros cuadrados.
Nueva York es una capital en la que debes priorizar y elegir entre un piso espacioso o vivir en la ciudad. A pesar de ser minúsculo Rowell, nuestra protagonista, no se pensó en alquilarlo al momento porque costaba «solo» $ 775 al mes.
El apartamento es como una caja de zapatos: muy pequeño y con muebles mínimos. Tanto así que los 2 metros de ancho que tiene son insuficientes, incluso, para que quepa la estructura de una cama estándar.
Originalmente, Rowell planeaba construir una cama Murphy (cama abatible), pero resultó demasiado complicado, por lo que construyó, con la ayuda de un amigo, una cama con almacenamiento debajo. Este mueble abarca todo el ancho de la habitación y la única forma de pasar al armario es subiéndose encima.
En un principio pensó que podría tener una silla o un rincón con almohadas cómodas, pero eso no funcionó. Le robaba mucho espacio útil.
Construyó estantes detrás de la cama y alrededor de la ventana.
La limpieza y el orden es más una necesidad que un pasatiempo. Aun así Rowell siempre intenta disfrutar del proceso para que sea más fácil mantener limpio el pequeño espacio.
Si hay más de tres cosas en el suelo, ya parece un desastre. La organización es la clave para que una casa tan pequeña sea confortable
Cuando Rowell encontró el apartamento en alquiler hace dos años, sus amigos se rieron por lo minúsculo que es y lo imposible que parecía hacer vida en su interior. Este nuevo piso fue todo un reto para una joven que, a pesar de estar acostumbrada a vivir con compañeros de cuarto, cada uno tenía su pequeña habitación, cocinas completas y salas de estar.
Incluso cuando lo visitó, el propietario parecía avergonzado de mostrar un piso tan pequeño.
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Aunque sea pequeño, vale la pena tener un piso en West Side de 700 dólares mensuales de alquiler frente a los más de 2.000 dólares que pueden pagar por un estudio los vecinos de Rowell. Una joven que asegura que esta, es ahora, su casa favorita.
Así es el piso de Rowell, que con su magia, ha hecho de un miniapartamento, un hogar ideal para vivir. Una joven neoyorquina que lleva el libro de Marie Kondo “La magia que acaba la vida de ordenar» como biblia.