Categorías Cultura y ocio

Uno de los platos estrella en China que no comeríamos en el resto del mundo: Los «huevos milenarios»

Una prestigiosa web de Estados Unidos eligió los huevos milenarios como la comida más asquerosa del mundo, y es que hay que admitir que en occidente podemos encontrarla un tanto extraña y no apta para estómagos delicados, no por su sabor sino porque sale por completo de nuestra idea gastronómica. Lo cierto es que la web se encontró con más de 700. 000 comentarios de personas que defendían este plato que en China es considerado todo un manjar.

Este hecho, que ha levantado tantas ampollas en el país asiático, obligó a los autores del «estudio» a pedir disculpas y ha motivado que se hagan propuestas para que este plato tan peculiar, sea nombrado como Patrimonio Mundial de la Unesco:

Los huevos milenarios o «pidan», como se conocen en China, fueron descubiertos de forma casual, hace unos 600 años y según cuenta la leyenda, cuando un chino desenterró unos huevos que habían sido enterrados en el barro por un pato. Aunque estos habían cambiado de color y de sabor, seguían siendo muy sabrosos para el paladar de aquel asiático.

Esta exquisitez gastronómica asiática que suele servirse como aperitivo, se elabora mediante la preservación de un huevo de pato, pollo o codorniz en cal viva, arcilla, cenizas y diversos minerales, durante varias semanas o meses, pero esto dependerá del tipo de procesado. Con el paso del tiempo la yema se vuelve de color marrón con tonos verdosos. Dicen que el aroma que desprende recuerda al del queso fuerte y la textura es gelatinosa.

Frecuentes en bodas y cumpleaños como plato de apertura de un gran banquete, los huevos milenarios se pueden presentar acompañados de gachas de arroz o ensalada mezclada con tofu, cilantro, un chorro de salsa de soja, chile y un poco de aceite de sésamo.

En el mundo existen cantidad de platos que no conocemos y que probablemente, por la distancia cultural y de costumbres, no probaremos jamás.

Fuente: doggie, wikipedia, 20minutos, Taringa

Compartir