Si alguna vez vas caminando por ahí y de repente observas que un objeto tiene una curiosa cara y te está mirando ¡No estás loco!
Ver caras en objetos que por sí mismos no tendrían es algo más común de lo que crees. Se trata de un fenómeno psicológico llamado pareidolia, y es bastante interesante pues un estímulo vago y aleatorio puede ser percibido erróneamente como una forma conocida y significativa para nosotros.
Es a través de este fenómeno que los humanos encontramos formas y atribuimos significados a objetos cotidianos, como una una caja, un suéter, un chocolate o una flor. La forma más común de pareidolia es la de visualización de rostros.
Carl Sagan explicó en su obra El mundo y sus demonios, que los humanos somos seres sociables y necesitamos estar en compañía de otros. Es por eso que tendemos a reconocer rostros donde no los hay, gracias a patrones simples que parecen ojos y boca; ya que siempre es agradable ver una «cara» amistosa.
El día de hoy te traemos algunos ejemplos de lo que es la pareidolia; pero te advertimos que no todos los rostros son agradables, algunos son más bien terroríficos.