El cementerio rumano con más de 800 tumbas que hacen bromas de sus difuntos

Publicado 28 septiembre, 2020 por Alberto Díaz - Pinto
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Si bien hacer bromas sobre los difuntos es considerado una falta de respeto, en la pequeña localidad de Sapanta (Rumanía) es toda una tradición. Sus habitantes han aprendido a abrazar la muerte con humor, tal y como ponen de manifiesto las coloridas lápidas del cementerio local.

«Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando«. Así son los epitafios de este curioso cementerio rumano, que le ha valido el sobrenombre de «cementerio alegre de Săpânța» (Cimitirul Vesel, en rumano). Y todo por la ironía y el negrísimo humor de sus lápidas. En ellas se narran, siempre rimando y en tono jocoso, la vida y muerte del desdichado habitante, a veces incluso mofándose de sus más sucios secretos.

Enseguida entenderéis por qué se trata del monumento funerario más visitado de Europa y el segundo del mundo, después el Valle de los Reyes, en Egipto. Un camposanto que no podía faltar tampoco en nuestro top list de los cementerios más curiosos del mundo.

Una curiosa tradición nacida en entreguerras

La tradición fue iniciada por el carpintero de la aldea, Stan Ioan Patras, a quien se le encomendó la tarea de construir cruces y lápidas de roble. Tras asistir a los tradicionales funerales de tres días, los aldeanos se reunían en el abrevadero local para beber y contar historias sobre los difuntos.

Patras comenzó a convertir aquellas historias en breves poemas y comenzó a tallarlas en las losas de roble. Garabateó su primer verso en una tumba hacia 1935 y continuó haciéndolo hasta su muerte, en 1977.

Se estima que Patras llegó a construir más de 800 tumbas, todas ellas plagadas de quintillas cómicas. Después de su muerte, la tradición fue continuada por su aprendiz, Dumitru Pop, quien a día de hoy sigue construyendo dichas lápidas.

Un legado que perdura

Hoy en día, cuando alguien del pueblo fallece, la familia acude a Dumitru Pop para que cree una de estas cruces. Las obras son un trabajo artesanal, en roble tallado a mano, que el carpintero realiza en el pequeño taller ubicado detrás de su casa.

Pop pinta las losas de roble en azul, para luego decorarlas con cenefas florales y todo un despliegue de colores. Después, pinta una imagen que representa la vida de la persona y compone los jocosos poemas. Estos suelen tener un toque de humor negro y tratan historias de infidelidades, aficiones por el alcohol o incluso para plasmar la tranquilidad que ha dejado el difunt@ en sus familiares tras su muerte.

Esto es lo que se puede leer en algunos epitafios

«Bajo esta pesada cruz descansa mi pobre suegra
Si hubiera vivido tres días más,
yo sería el muerto y ella estaría leyendo esta cruz
Tú, que por aquí estas pasando,
intenta no despertarla por favor,
porque si ella vuelve a casa me seguirá criticando
Pero voy a comportarme bien, que ella no va a volver del infierno.
Quédate aquí, mi querida suegra
«.

«Arde en el infierno, maldito taxi que viniste de Sibiu.
Con todo lo grande que es Rumanía…¿No pudiste encontrar otro lugar donde pararte? ¿Tuvo que ser frente a mi casa, para atropellarme?
«.

«Aquí yace mi mujer, tan fría como siempre«.

«Aquí yace mi marido, al fin rígido«.

«Y otra cosa que me gustaba mucho era sentarme al calor de una taberna, acompañado de un vaso de vino y una mujer, siempre que fuera la mujer de otro«.

«Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la mando«.

«Ya estás en el paraíso, y yo también«.

«Tanta paz encuentres como descanso dejas«.

¿Y bien, qué os ha parecido este curioso cementerio? Lo cierto es que se aleja de todos los convencionalismos, al igual que la antigua y sorprendente costumbre de hacer picnic o tener una cita en el cementerio.

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