Los recursos vegetales sirven de base para producir una amplísima variedad de productos cosméticos. Mientras que algunos resultan bastante familiares, aún desconocemos el poder de otros que, sin embargo, merecen una gran atención debido a sus propiedades únicas.
Es muy probable que alguna vez hayáis escuchado hablar del agua de flores, sin saber que se trata de uno de los tratamientos estéticos más completos. El agua o hidrolato de flores, además de para aportar olor a los perfumes, es muy utilizado para fabricar una gran cantidad de cosméticos debido a sus sorprendentes propiedades para cuidar, proteger y regenerar el cutis. Y lo mejor de todo es que podemos hacerla nosotros mismos en casa de forma natural, para tenerla siempre a mano.
Hoy veremos qué es exactamente el agua floral, cómo podéis hacerla en casa fácilmente sin el aparatoso alambique (tampoco somos alquimistas) y, muy importante, os hablaremos de qué tipo de agua floral es mejor en cada caso, según vuestro tipo de piel y sus necesidades. Comencemos:
También conocidas como agua herbal o hidrolato, las aguas florales no son más que el fruto de la destilación natural de ciertos tipos de plantas, aromáticas o no. Estos destilados herbales suelen ser utilizados como saborizantes, medicinas y cosméticos.
Para obtener el agua de flores, hay que calentar el agua destilada y dejar que el vapor se forme a través de las materias primas vegetales, ya sean hierbas, hojas, raíces, cortezas o pétalos de flores.
Cuando el vapor ha absorbido todas las propiedades beneficiosas de las plantas, debe dejarse enfriar y dividirse en fracciones. El resultado es un líquido claro, que también se llama agua de flores, y un poco aceite esencial puro.
El hidrolato se puede hacer en casa y la forma tradicional de hacerlo es mediante un cubo de destilación o alambique, aunque nosotros os enseñaremos a fabricarlo sin necesidad de este artefacto.
Como os comentábamos, las aguas florales poseen un montón de propiedades. Veamos algunas de las más famosas y todos los beneficios que podéis adquirir de ellas:
Quizá se trata de la destilación más famosa y apreciada por sus innumerables propiedades. El agua de rosas es:
También conocida como agua de camomila, sus propiedades cosméticas son bastante variopintas, siendo muy recomendada para pieles inflamadas, delicadas, agrietadas e irritadas:
El agua de menta está indicada puede ser usada como aftersun, aftershave, para las picaduras de insectos, piernas cansadas, como desodorante, enjuague bucal y, por supuesto, como tónico facial. Y es que el agua de menta es:
Como ejemplo, utilizaremos la receta para hacer agua floral de rosas, pero si queréis hacer otro tipo, solo tenéis que añadir la flor, raíz, corteza u hojas de la planta que deseéis. Para hacer vuestra propia agua floral, necesitaréis:
Podéis hacer vuestra propia agua de flores de dos maneras, sin necesidad de alambique:
Otra forma de hacerla, incluso más fácil que la anterior:
Además, podemos aprovechar los pétalos filtrados poniéndolos en macetas o como compost. Con este procedimiento, el agua de rosas dura aproximadamente 10 días, pero si deseáis mantenerla por más tiempo solo debéis añadir una cucharadita de alcohol, aunque ya no sería tan natural.
Aunque ya hemos hablado de las propiedades cosméticas de algunas aguas florales, ahora vamos a ver cuáles son más recomendables según vuestro tipo de piel:
Para pieles grasas aguas de hojas de salvia, menta, bálsamo de limón, romero, pino, pues normaliza las glándulas sebáceas y ayuda a limpiar los poros.
En pieles sensibles hidrolatos de rosas, manzanilla, hamamelis o jazmín, pues hidratan y nutren la piel, pero al mismo tiempo la alivian y calman la irritación.
Para pieles fatigadas, el agua de flores de lavanda, ginseng, rosa, bálsamo de limón y hojas de salvia ayudan a acelerar los procesos metabólicos, mejorando la elasticidad de la piel y previniendo la aparición de arrugas.
Para pieles con acné e inflamación se necesitan productos que limpien y alivien el picazón. Algunos hidrolatos idóneos son los elaborados a base de hojas de árbol de té, hisopo, azahar, manzanilla y aciano.
En pieles secas, se requiere requiere una hidratación intensiva y evitar la exfoliación. Los hidrolatos a base de jazmín, rosa y ylang-ylang son los más adecuados.
Para pieles normales, hidrolatos a base de verbena, lavanda, caléndula o aciano, que mantendrán el tono y refrescará de la piel.
Este artículo fue modificado el 10 marzo, 2020 8:39 pm