Lo que pasa cuando una diminuta pieza de plástico choca contra un metal a 15Km por segundo

Publicado 16 diciembre, 2019 por Alberto Díaz - Pinto
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¿Seríais capaces de decirnos qué ha podido provocar tal impacto? Y os prometo que ni Thanos, ni Son Goku, ni de cualquier otro personaje de ficción están detrás de semejante golpe.

Bien, puede que os sorprenda, pero esto es lo que puede hacer un pequeño trozo de plástico, de apenas 15 gramos de peso, que viaja a una velocidad de 15 kilómetros por segundo, sobre un bloque macizo de aluminio.

Un hecho que podría ser producido por la basura espacial depositada y acumulada en nuestra órbita, un problema emergente que deberíamos subsanar lo antes posible o las consecuencias podrían ser desastrosas. Si bien, el ser humano ha contaminado los mares, el aire y la tierra, ¿por qué el espacio que rodea nuestro planeta iba a ser menos?

Y ¿sabéis cuántos de estos deshechos sobrevuelan actualmente nuestra órbita? Si bien actualmente hay alrededor de 2.000 satélites activos en órbita alrededor de la Tierra, también hay 3.000 inactivos. Además, hay alrededor de 34.000 piezas de basura espacial de más de 10 cm de tamaño, así como millones de piezas más pequeñas que, sin embargo, podrían resultar desastrosas si colisionaran contra algo.

Pero, ¿qué es la basura espacial y por qué representa un problema?

Desde el comienzo de la era espacial, allá en la década de 1950, hemos lanzado cientos de cohetes y enviado aún más satélites a la órbita. Muchos aún permanecen allí y, a medida que lanzamos más, nos enfrentamos a un riesgo cada vez mayor de colisión.

Y es que, mientras los humanos hemos estado explorando el espacio, inconscientemente hemos estado generando un problema cada vez mayor. Además de satélites muertos, actualmente existen fragmentos y piezas de todos los cohetes que hemos lanzado a lo largo de estas últimas décadas.

Así pues, la basura espacial no es otra cosa es cualquier pieza de maquinaria o basura dejada por los seres humanos en el espacio.

Pero ¿qué riesgos supone para futuras exploraciones espaciales?

Por suerte, en este momento, los desechos espaciales no representan un gran riesgo en nuestros esfuerzos de exploración. El mayor peligro lo corren los satélites en órbita, los cuales deben moverse fuera del camino de toda esta basura espacial entrante, asegurándose de no ser golpeados y, potencialmente, dañados o destruidos. Por ello, todos los años se realizan cientos de maniobras para evitar colisiones, incluida la Estación Espacial Internacional (EEI).

Aunque existe el riego, de momento las colisiones son raras: el último satélite en colisionar y ser destruido por la basura espacial fue en 2009. Y cuando se trata de explorar más allá de la órbita de la Tierra, la basura espacial no supone ningún problema.

¿Cómo podemos limpiar la basura espacial antes de que suponga un verdadero problema?

La ONU ha solicitado que todas las compañías retiren sus satélites de la órbita terrestre dentro de los 25 años posteriores al final de su misión. No obstante, se trata de algo difícil de aplicar ya que los satélites pueden, y a menudo lo hacen, fallar.

Para abordar este problema, empresas de todo el mundo han presentado algunas novedosas soluciones. Una de ellas es retirando los satélites inactivos de la órbita, arrastrándolos de vuelta a la atmósfera para que se quemen mediante el uso de arpones, redes gigantes o imanes. También han propuesto disparar láseres que calienten el satélite, aumentando su resistencia atmosférica y, así, se salga de la órbita.

Pero estos métodos solo resultan útiles para satélites de gran tamaño. Realmente no existe forma alguna, al menos hoy, de recoger los pedazos de escombros más pequeños. Tan solo nos queda esperar a que vuelvan a entrar naturalmente en la atmósfera de la Tierra y, por ende, se destruyan solos.

La órbita de la Tierra nos permite estudiar nuestro planeta, así como establecer comunicaciones como hace unas décadas era impensable. Por ello, es importante que la usemos de manera sostenible, permitiendo que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de sus beneficios.

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