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Cómo hacer flores confitadas en casa para decorar tus postres

Si alguna vez habéis tenido la oportunidad de viajar a Viena, conoceréis la famosa confitería restaurante Demel. Sus tartas y chocolates tienen un sabor exquisito, mas no son aptas para todos los bolsillos. Pero, sin duda, una de las cosas más típicas son las violetas confitadas, también conocidas como violetas de Sissi. Y es que, según parece, a la emperatriz Isabel de Baviera le gustaban tanto que se encargaba personalmente de que nunca faltasen en la corte.

Pero la tradición de usar flores confitadas en la comida, o para decorar dulces, nació en Oriente Medio. Al parecer se sumergían en un jarabe de azúcar espeso y caliente. Así, el azúcar penetraba en las células de los pétalos, cambiando su sabor, pero conservando su apariencia y aroma.

Desde los países árabes, la moda de las flores confitadas llegó a los países europeos. Este manjar fue especialmente popular en Francia, Italia y Austria. Pero es en este último donde se han convertido en un símbolo de sofisticación romántica, pues recibirlas como regalo puede ser una declaración de amor en toda regla.

Bien, si no habéis tenido la suerte de ir a Austria y, menos aún, de probar estas maravillosas violetas, hoy os enseñaremos una sencilla receta con la que poder hacer estas deliciosas flores, ¡y sin salir de casa!

Se trata de una receta muy sencilla que, sin embargo, estoy seguro de que se va convertir en el adorno por excelencia de vuestros postres. Recordaros que no tienen por qué ser pétalos de violetas, sino de cualquier flor que sea comestible y, quizá lo más importante, que sepáis a ciencia cierta que estén libres de pesticidas. (Al final os hemos dejado una pequeña lista con las flores que son comestibles)

Dicho esto, solo queda ponernos manos a la obra, pero antes veamos lo que vais a necesitar:

Ingredientes

  • Flores frescas
  • Clara de huevo
  • Azúcar
  • Una pizca de sal

Elaboración

Lo primero de todo será cortar las flores frescas. Acto seguido las lavamos, con cuidado de no estropearlas, y dejamos que se sequen en un papel de cocina. Recordad que estas flores deben estar libres de pesticidas

Añadimos la pizca de sal a la clara de huevo y batimos ligeramente, lo justo hasta que se integren

Con la ayuda de un pincel, pintaremos las flores, por ambas caras, con la clara batida

Según vayamos terminando de pintar una flor, acto seguido la iremos rebozando en azúcar por ambas caras, con cuidado de no romperlas. Cuando las tengamos, las iremos colocando sobre un papel de cocina nuevo, hasta que se sequen por completo (dejar durante toda la noche)

Cuando estén secas podemos guardarlas en un tarro de cristal, con cuidado para que no se humedezcan. Ya estarán listas para usar en nuestro próximo postre

Mirad lo bien que quedan para decorar en los dulces. Sin duda le dan un toque único y la mar de especial:

Depositphotos

Recordad que esta receta es extrapolable a cualquier tipo de flor que sea comestible. Aseguraros también de quitarles el pistilo y la parte blanca de los pétalos, ya que suelen tener un sabor amargo, antes de lavarlas bien. Algunas puede que no tengan el sabor deseado y sean más aptas para ensaladas o entrantes, pero puede que queden genial para adornar vuestra próxima tarta.

Antes de elegir una flor, tened muy en cuenta que todas las flores no son comestibles, como, por ejemplo, la azalea o el lirio. Entre las flores comestibles más populares, tenemos: flor de albahaca, alegrías, amapolas, azahar, boca de dragón, campanilla, geranio, hinojo, jazmín, lirio de día o azucena, flor de romero, rosa (sus pétalos escarchados con azúcar son un verdadero manjar) y, cómo no, violetas.

Ya nos contaréis qué tal os han quedado vuestros pétalos y de qué forma tan original los habéis usado. ¡Estamos deseando ver los resultados!

Vía: takprosto, traducción y adaptación por La Voz del Muro.

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