5 razones por las que es mejor ser compasivo que empático

Publicado 14 julio, 2020 por Alberto Díaz - Pinto
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Cuando vemos a una persona sin hogar en la calle, ¿cuál es vuestro primer instinto? Tal vez critiquemos las injusticias del sistema y sigamos adelante. O tal vez pongamos una limosna en su taza o le compremos algo de comer.

La compasión significa tener sentimientos reales por la situación de otra persona. A menudo, estos sentimientos nos obligan a hacer algo para aliviar esa lucha. No podemos simplemente sentarnos y ver luchar a otras personas.

La compasión y la empatía, aunque los significados estén relacionados, no son lo mismo. De hecho, en el mundo de la compasión frente a la empatía, uno puede alimentar al otro.

¿Cuál es la diferencia entre simpático y empático?

Cuando las personas comprensivas se preocupan por el sufrimiento de otros, generalmente se detiene allí. Por otro lado, las personas empáticas van un paso más allá. Es decir, los empáticos realmente experimentan los sentimientos de otro ser; entienden a los demás porque sienten la experiencia ellos mismos. Las personas compasivas, por su parte, ofrecen comprensión y consuelo desde el exterior.

A veces se califica a las personas empáticas como demasiado sensibles, pues sienten todo a su alrededor, a veces hasta el punto de sobreestimulación y agotamiento. Sin embargo, no todo es negativo. Las personas empáticas también sienten los sentimientos positivos de quienes les rodean, como la felicidad, la emoción y la alegría.

5 razones por las que la compasión es mejor para la humanidad que la empatía

pareja blanco y negro

La empatía y la compasión son muy diferentes, tanto que incluso están representados en diferentes áreas del cerebro. Con empatía, nos unimos al sufrimiento de otros que sufren, pero no llegamos a ayudar. Con compasión, nos alejamos un paso de la emoción de la empatía y nos preguntamos «¿cómo podemos ayudar?«

Así pues, reconocer las diferencias entre la empatía y la compasión es fundamental para inspirar y gestionar a los demás de manera efectiva:

La empatía es impulsiva. La compasión es deliberada

La empatía se considera la parte reflexiva y automática de nuestra psicología, originada en los centros emocionales del cerebro. Los sentimientos, los pensamientos y las decisiones empáticas se generan principalmente en un nivel inconsciente, lo que significa que somos menos conscientes y menos intencionales sobre esas decisiones.

La compasión se considera la parte reflexiva y deliberada de nuestra psicología, cuyo origen se produce en los centros cognitivos del cerebro. Los sentimientos, pensamientos y decisiones compasivos pasan a través de filtros de conciencia, lo que significa que podemos deliberar, reflexionar y mejorar las decisiones.

La empatía es divisiva. La compasión es unificadora

manos unión

La empatía es la tendencia a unirse al sufrimiento de los demás, particularmente a los que están más cerca de nosotros. Pero la empatía es limitada. Cuando se trata de ayudar a los «extraños» que sufren, nuestros cerebros lo perciben como un trabajo duro y rechazan el esfuerzo.

La compasión es unirse al sufrimiento de los demás, independientemente de su identidad social o personal. Es la perspectiva de que en el sufrimiento de cualquier persona hay una humanidad común, sin importar los antecedentes culturales, la orientación sexual o la edad.

La empatía es inerte. La compasión está activa

Debido a que el empático se une al sufrimiento de los demás, pero no toma ninguna medida para resolver el problema, dicha empatía puede convertirse en una reflexión sobre el problema. De hecho, las personas propensas a una respuesta empática también tienen más probabilidades de experimentar síntomas depresivos.

Por otro lado, la compasión es más constructiva. Comienza con empatía y luego se sale por la tangente, con la intención de ayudar.

La empatía es agotadora. La compasión es regenerativa

depresión

Sentir el sufrimiento de otra persona puede llegar a ser agotador. Cuando se desencadena la empatía frente a los problemas ajenos, puede provocar un bombardeo incesante de emociones y experiencias negativas que, con el tiempo, pueden minar nuestros recursos cognitivos y afectar nuestro bienestar mental.

Debido a que la compasión es intencional y se enfoca en soluciones, se centra en cómo ayudar a otra persona. Y cuando brindamos esa ayuda, nos sentimos bien y motivados para hacerlo nuevamente en el futuro.

La empatía puede matar las relaciones más rápido

A la larga, ser demasiado empático puede destruir nuestras relaciones.

Dado que la empatía se trata más de comprender, podemos percibir todo aquello que pasa por la mente de nuestra pareja con precisión. Así, el empático pronto notará si su pareja se siente distante, angustiada, amargada o vengativa, pudiendo conducir más rápido al final de la relación.

Sin embargo, el compasivo pondrá soluciones para animar a su pareja, atajar el problema de raíz e intentar que la relación fluya de nuevo.

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