Los últimos 92 delfines de río Irawadi en el Mekong, en peligro por la construcción de una presa

Publicado 12 enero, 2020 por Javier Escribano
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Su cabeza redondeada y su expresiva boca les hace instantáneamente reconocibles dentro de su rareza. Parecen belugas, aunque más pequeñas, de unos dos metros de longitud y unos 130 kilogramos. Su piel es generalmente gris salvo su parte inferior, más clara, y cuentan con una pequeña aleta dorsal. Viven en grupos pequeños, y a veces pescan en cooperación con los humanos: estos nadan en círculos acercando los peces a las redes, y a cambio se comen los que escapan de la red. A pesar de su nombre común, son delfines oceánicos que frecuentan las cosas y estuarios del Sudeste Asiático: Bangladesh, India, Indonesia, Malasia o Camboya.

El Delfín del Río Irawadi (Orcacella brevirostris) está catalogada como especie en Peligro Crítico de Extinción, y se estima que queden menos de 7.000 ejemplares en todo el mundo. Más de la mitad se encuentran en las costas de Bangladesh, donde se concentra la única población sana de esta especie. El resto está distribuido en grupos de menos de 100 ejemplares en ríos, estuarios y largos de toda la región.

El delfín del río Irawadi en el Mekong: solo quedan 92 ejemplares

Algunas de estas subpoblaciones se han adaptado a las aguas dulces. Es el caso de la población en el río Mekong, localizada en una franja de 190 kilómetros entre los países de Laos y Camboya. Es en este lugar donde los científicos ponen todas las miradas, pues se ha logrado una pequeña pero milagrosa recuperación: de 80 ejemplares en 2015 a 92 censados a finales de 2018. Una cifra que dista mucho de ser motivo de celebración: en el primer censo de la región, en 1997, se estimaron unos 200 ejemplares. Hace menos de cien años, rondaban los mil o dos mil. La pesca indiscriminada y las toneladas de explosivos que cayeron durante la Guerra de Vietnam diezmaron la especie.

Sin embargo, es la primera vez en veinte años que la población en el río Mekong tiene tendencia positiva, lo que indica que las medidas tomadas por el Gobierno de Camboya y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) funcionan contra las principales amenazas del delfín: la captura (ilegal desde 2004), los contaminantes y las prácticas insostenibles de pesca (utilizando venenos y hasta dinamita) que acaban afectando a todo el ecosistema. Ahora, el país apuesta por la protección del delfín, que incluye propuestas de turismo sostenible, (observación sobre kayaks, que no contaminan ni alteran a los animales) que transmiten un mensaje de concienciación.

Sin embargo, ninguna campaña ni ONG ha conseguido frenar, al menos de momento, el proyecto de construcción de una presa hidroeléctrica que podría sentenciar toda la población. Se ubicaría en el pueblo de Sambor, mediría 18 kilómetros de ancho y crearía un pantano de 620 kilómetros cuadrados. Su construcción daría un enorme impulso económico a Camboya y Vietnam, a costa de partir el río en dos. Las poblaciones de peces se verían interrumpidas, alterando toda la cadena trófica de la fauna del río, el delta del Mekong vería cortado su suministro de sedimentos y nutrientes, y la población de delfines probablemente se extinguiría.

El gobierno camboyano asegura que está tomando las debidas consideraciones medioambientales al proyecto. Esto podría incluir la construcción alternativa de una planta solar, aunque según informa AlJazeera, parece una opción poco posible, pues ha asustado a los inversores.

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