El siglo XX marcó la aparición de deportes especializados y competitivos, así como el surgimiento de la industria del «fitness» bien organizada. Al menos lo suficiente como para representar los cimientos de la que conocemos actualmente.
Gran parte de ese logro se lo debemos al profesor Edmond Desbonnet. Este puso de moda el ejercicio físico y el entrenamiento de fuerza a través de la publicación de revistas de ejercicios y abriendo una cadena de clubes de ejercicio, eso sí, no aptos para todos los bolsillos. Esto sentó una base sólida para la cultura física en Europa, pero también para la «aptitud física» como industria. Sus gimnasios eran frecuentados por la clase alta de la sociedad francesa y europea antes de la IGM. Tras la guerra, la clase trabajadora también comenzó a tener acceso a este movimiento.
Otro de los precursores fue Bernarr Macfadden, quien destacó como un gurú de la cultura física estadounidense y un defensor de la vida saludable. Además, Macfadden montó un imperio editorial dedicado enteramente a la condición física y a un estilo de vida saludable.
Así pues, no es de extrañar que algunos de los trasatlánticos más famosos del mundo incluyeran gimnasios en sus instalaciones recreativas:
El gimnasio del Titanic es el más famoso y representativo de los gimnasios de hace 100 años
El gimnasio del Titanic estaba justo detrás de la gran escalera delantera, a lo largo del lado de estribor de la cubierta del barco. Era una habitación bien iluminada, con paneles de roble pintados de blanco y suelo embaldosado.
La sala estaba equipada con equipos de ejercicio de última generación fabricados en Wiesbaden, incluidos dos camellos eléctricos, un caballo eléctrico, una máquina de remo, un saco de boxeo, una máquina de levantamiento de pesas y bicicletas mecánicas.
Otros trasatlánticos famosos también incluyeron gimnasio
Como sabréis, los transatlánticos estaban divididos por clases económicas y, para los pasajeros de primera clase, la vida en uno de estos barcos era de ensueño. Normalmente, eran estos últimos los que gozaban del privilegio de utilizar el gimnasio, con un horario establecido para hombres, mujeres y niños.
Con los mejores menús y oportunidades limitadas para caminar, era necesario algún método de ejercicio. Por ello, los grandes cruceros y trasatlánticos solían incluir gimnasios para que sus pasajeros pudieran ejercitar.
El rápido avance de la cultura del fitness
Como comentábamos al principio, Desbonnet y Macfadden pueden ser vistos como los precursores de la industria de la salud y la forma física tal como la conocemos hoy.
Actualmente vivimos en una era marcada por la aptitud física como negocio y sus muchas modas, con un enfoque actual basado en la estética y el culturismo, la utilización de máquinas para ejercitar cada vez más sofisticadas en gimnasios, equipos para el hogar, revistas, libros, DVD’s, e incluso, ahora, la aparición de ejercicios basados en tecnología con numerosas aplicaciones de acondicionamiento físico.
A lo largo de un siglo, y como habréis podido ver en las fotos, la evolución de los gimnasios y la cultura física ha sido bestial. ¿Hasta dónde creéis que llegará?