Es normal que todos pasemos por algún momento de crisis existencial. Y el trabajo suele ser uno de los motivos con más peso en este sentido. Después de todo, no resulta nada fácil terminar ejerciendo el trabajo con que el soñábamos cuando comenzamos nuestros estudios, o directamente el trabajo que desempeñamos hace que no nos sintamos motivados o realizados.
Precisamente así se sentía Shoji Morimoto, un japonés de 37 años, casado y padre de un niño. Después de graduarse en física por la prestigiosa Universidad de Osaka y realizar un postgrado en terremotos, Morimoto obtuvo varios empleos, pero ninguno le satisfacía. El último fue en una editorial en la que editaba materiales didácticos. Odiaba el empleo y a su jefe.
Sin embargo, todo este sentimiento se vio reforzado tras la lectura de los textos del filósofo alemán Friedrich Nietzsche. De hecho, cambiaron por completo su perspectiva de vida, llevándole a tomar una decisión de lo más extraña y que, por cierto, le ha terminado saliendo bastante bien.
Shoji Morimoto, el japonés que se gana la vida alquilándose a sí mismo para no hacer nada
Hastiado por su antiguo trabajo en una editorial, Shoji Morimoto cayó en la cuenta de que nada le satisfacía.»Fue entonces cuando concluí que quizás hacer algo no se me daba bien«, confesó en una entrevista para BBC Mundo.»Además del trabajo, la gente cercana me solía recriminar que en las fiestas o barbacoas yo no hacía nada. Me sentía culpable. Pero después pensé en que a lo mejor podía sacarle alguna ventaja a ese inconveniente y se me ocurrió el negocio de ‘alquilar a una persona para que haga nada’«.
「とくに何もせず一緒にいてほしい」という依頼。人といるのが好きだが友達を誘うとどうしても楽しい会話を求められる雰囲気があり疲れるそうで、そういう雰囲気なしにぼーっと過ごせる相手はなかなか思い浮かばなかったためレンタルなんもしない人の利用に至ったとのこと。2人でただコーヒーを飲んだ pic.twitter.com/8QXe8IIDDb
— レンタルなんもしない人 (@morimotoshoji) January 19, 2021
Así pues, en junio de 2018 empezó su peculiar negocio. Se anuncia a través de redes sociales como Twitter, donde ya acuña más de 260 mil seguidores, tal que así:
«Me ofrezco en alquiler, soy una persona que no hace nada. ¿Le cuesta entrar solo a una tienda?, ¿le falta un jugador en su equipo? ¿Necesita alguien que le separe un sitio para hacer hanami? Aparte de hacer cosas fáciles, no puedo hacer nada más. Solo pague el transporte y la comida (si es la hora de comer)«, anunciaba en su cuenta de Twitter.

En una ocasión acompañó a un cliente a un parque de atracciones / morimotoshoji
Es más, en su biografía se puede leer: «Te alquilo una persona (yo) que no hace nada. Siempre acepto solicitudes. Solo debes pagar 10.000 yenes japoneses (unos 80 € aproximadamente), gastos de transporte desde la estación y la comida y la bebida. Solicitudes y consultas por mensajes directos. No hago más nada que no sea comer, beber y dar respuestas simples«.
Lo creáis o no, no paran de lloverle ofertas de todo tipo, y Morimoto tiene entre 2 y 3 servicios todos los días.
Un trabajo variopinto

Tomando el té con un cliente / morimotoshoji
Sin embargo, no hacer nada no significa que una persona no sea necesaria. A pesar de que su principal función y nicho de mercado es «hacer nada», los clientes acuden a él con todo tipo de encargos.
Entre las propuestas más comunes se incluyen acompañar a gente que no quiere ir sola a hacer la compra, pasear, personas que detestan comer en soledad, pedirle una segunda opinión sobre un proyecto en marcha, que paseen al perro o, sencillamente, desahogarse.

Cuidando del perro de un cliente / morimotoshoji
Por ejemplo, en una ocasión le contrataron para colocarse en la línea de meta en una carrera, solo para motivar a su cliente. También ha acudido, de parte del contratante, a despedir a una persona a la estación que se mudaba de ciudad y ha acompañado a una mujer a firmar el divorcio; ha acudido a bodas como acompañante y ha hecho vigilante para que la persona no perdiera la concentración durante el estudio.

Paseando con una clienta / morimotoshoji

Paseando de la mano junto a una clienta / morimotoshoji
De hecho, las tareas y experiencias de Morimoto por «hacer nada» a veces resultan tan surrealistas que no descarta la opción de plasmarlas en un libro. Y es que, para no hacer nada, parece que hace bastantes cosas.


