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Las increíbles maquetas del «Museo Francés de Miniaturas y Cine»

Un estudio cualquiera situado en Brooklyn

El mundo de las miniaturas y las maquetas es bastante interesante. Vivimos en una sociedad en la que todo tiende a miniaturizarse hasta limites insospechados:  las casas donde vivimos, aunque esto responde a la necesidad de aprovechar mejor los espacios, los coches e incluso nuestras mascotas .

En los límites mas extremos de la miniaturización tenemos el mundo de las maquetas, muy usadas para proyectos o para mostrar edificios acabados de una forma mucho más realista e impactante.

El arte del maquetismo tiene a diversos artistas que llevan un paso más allá sus «pequeñas» obras. La representación del mundo en una escala más pequeña parece que ya no es suficiente; ahora de lo que se trata es que maqueta y realidad sean indistinguibles.

Seguro que todos habéis visto fotos de maquetas, siempre con esa extraña sensación de que lo que tienes ante tus ojos no es real. No sabes exactamente por qué, pero notas que es una maqueta, aún sin tener otros objetos de referencia a mano.

El diseñador Dan Ohlmann observando una de sus creaciones

En el Museo Francés de Miniaturas y Cine podréis encontrar un montón de paisajes, casas y edificios a escala fabricados con tal precisión, que en una fotografía os parecería prácticamente imposible distinguir si se trata de una maqueta o de algo real. Estas pequeñas maravillas están creadas por diseñadores de renombre como Dan Ohlmann.

No hay lugar para el error. Estas maquetas representan muebles de diseño, como la silla Charles Eames -tan perfectamente fabricada que sería capaz de engañar a su propio creador-. Paredes con desconchones, libros apilados y descolocados en estanterías, moho acumulado en los muros o la suciedad del suelo, son solo algunos de los pequeños detalles que hacen grandes y creíbles estas piezas de arte.

La iluminación es algo a tener muy en cuenta también, ya que contribuye a la creación de esa atmósfera de poesía tan hermosa para la vista.

Disfrutad de las fotografías y pensad: «¿Sería capaz de distinguir su escala si no me lo hubieran dicho ya?». En mi caso os aseguro que no.

Sala del transatlántico SS Normandie.

Un mercado asiático cualquiera.

Hospital de principios del siglo XX.

Templo Kurama en Japón.

Un baño sucio y viejo.

En alguna calle de Nueva York, a finales de los 80.

Uno de los bares más irónicos de la gran manzana.

El teatro de Cupidon.

Un cine estadounidense a mediados de los 60.

El interior de una biblioteca antigua.

La prision de St. Paul en Lyon.

Una estación de metro de Nueva York a finales de los 70.

Aunque su tamaño sea a una escala diminuta, hemos de reconocer el tamaño trabajo que encierran detrás de sí cada una de estas miniaturas.

Fuente: Colossal

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