Tu madre llevaba razón. Si no en todo, al menos en esto. Y es que los dispositivos electrónicos, smartphones, tablets, consolas o la televisión nos abducen, es decir, nos abstraen de tal forma que no percibimos lo que ocurre a nuestro alrededor.
Y para demostrarlo, los chicos de Pepper Hacker han realizado un pequeño experimento familiar. En él varios niños, de edades comprendidas entre los 7 y 12 años, juegan con un dispositivo electrónico, mientras diversas cosas cambian en torno a ellos. Y no hablamos de un cambio sutil, no. Cambios de decoración, ropa, objetos extraños y hasta la sustitución de su madre por un extraño. Nada, ni se inmutan. La escena es tan cómica como cierta, aquí la tienes.
Los coches no son malos, pero provocan accidentes. Cocinar es una actividad necesaria, pero un despiste puede ser peligroso. Comer y nutrirse es vital y puede ayudarte a construir un cuerpo de atleta, pero un abuso puede hacernos padecer obesidad. Con lo dispositivos electrónicos ocurre lo mismo, pueden ser muy beneficiosos, o todo lo contrario, todo depende del uso que demos de ellos.
Cabe destacar que el uso de dispositivos y videojuegos estimulan el desarrollo motor, el razonamiento y el discernimiento. También la interdisciplinariedad, y pueden ser utilizados para potenciar la motivación o como recurso de aprendizaje. Sin embargo, su uso también debe estar regulado y tener ciertos límites.
Evitar su uso durante las comidas, reuniones familiares y eventos sociales debe ser una norma de educación y uso, para que los niños aprendan a relacionarse con los demás y a priorizar. También hay que acotar su uso como única alternativa de ocio. De igual modo, hay que dejar de utilizarlos 2 horas antes de ir a dormir para asegurar un buen descanso.
De niños nos imponen límites, pero de adultos nuestro libre albedrío y autonomía pueden jugar en nuestra contra. Por eso, los mayores también debemos aprender y cumplir estas buenas prácticas.
Y es que los adultos nos abstraemos igualmente con estos dispositivos, pudiendo pagar un alto precio por nuestros despistes. El intenso aislamiento social en las grandes ciudades, la pérdida del empleo o el creciente número de accidentes de tráfico, debido al uso indebido de dispositivos electrónicos, son solo algunas de las consecuencias negativas del mal uso o abuso de estos.
Por eso, recuerda: úsalos y disfruta de ellos, pero ponte límites y, por educación, respeto y bienestar, prioriza tus relaciones reales sobre las virtuales.
Articulo original de La Voz del Muro