Todos tenemos un niño interior que pasamos casi toda nuestra madurez reprimiendo, permitiéndole aflorar en contadas ocasiones. El trabajo, el estrés, las cargas económicas y la responsabilidad de predicar con el ejemplo ante nuestros hijos, suelen ser las culpables de ello.
Sin embargo cuando las personas alcanzan la vejez y se liberan del trabajo, se permiten de nuevo volver jugar. Sobre todo si tienen la suerte de ser abuelos y compartir tardes de juegos con sus nietos.
Y es que yo he visto a mi abuelo hacer más el tonto, jugar y tratar de divertirme en su corta vejez, que mi madre en toda su infancia. Ya sabes lo que dice el dicho: «los abuelos para mimar y los padres para educar».
Los abuelos justifican algunas de sus locas ocurrencias como deseos de sus nietos, pero lo cierto es que ellos se lo pasan de lo lindo. Y sino mira esta historia.
Durante una carrera un taxista de Santiago del Estero se encontró con esta curiosa escena. En vez de marchase a prisa, decidió disfrutar de la alegría de sus protagonistas y tomar esta fotografía que publicó en Facebook con este mensaje.
«Pensé que escribir arruinaría la foto. Pero me pregunté a mi mismo: ¿Cuál de los dos será más feliz con ésto… el nieto o el abuelo?
La imagen la registré esta mañana en Av. Colón (N). Allí no hay semáforo, pero igual paré en medio de la calle, puse la baliza y les cedí el paso.
Primero él se negó cruzar, indicándome el largo del trenecito formado por diversos vehículos que arrastraban. Yo le hice señas para que cruzase igual y preparé mi cámara…¡Ellos tenían prioridad!
Los autos que pararon detrás mio, podían también contemplar tan curiosa escena. Sólo algunos «pesados» del fondo tocaban bocina. El resto tocó, pero saludando y disfrutando de un momento tan sublime, que quién sabe tal vez se parezca al Paraiso»
Una preciosa escena que nos recuerda a las preciosas tarde de juegos con nuestros abuelos cuando fuimos niños.
Visto en Facebook, enviado por Melina Loray ¡Gracias!