¿Quién no ha escuchado alguna vez que alguien se ponía grabaciones mientras dormía para así aprenderse el temario de un examen? Está muy extendida de forma general la creencia de que durmiendo asimilamos información de manera inconsciente y que luego por la mañana simplemente podemos «rescatar» ese conocimiento de nuestra memoria conscientemente. Bueno, la ciencia tiene algo que decir al respecto.
Existen múltiples formas de aprendizaje: podemos aprender desde algo muy complejo y elaborado, como tocar un instrumento o memorizar un temario, hasta algo tan simple como asociar un sonido con el despertar, como sucede con las alarmas, mediante un proceso básico de condicionamiento.
La investigación ha demostrado que nuestro cerebro no se encuentra inactivo mientras dormimos. De hecho, gran parte de la consolidación de los conocimientos adquiridos durante el día sucede en una de las fases del sueño, llamada fase MOR (movimientos oculares rápidos) o REM, en inglés. Por eso es importante dormir bien antes de un examen: recordamos mejor y durante más tiempo aquello que estudiamos, leímos o vimos antes de ir a dormir.
Por supuesto, durante el sueño no podemos aprender cosas muy complejas, como el primer ejemplo que poníamos de «estudiar» mediante grabaciones, ya que para ello necesitamos prestar atención y poner en marcha otros tantos procesos cognitivos. Sin embargo, puede que sí ocurra cierto tipo de aprendizaje durante esas horas que pasamos en la cama.
Como ya hemos mencionado, dormir es esencial para formar recuerdos en la memoria a largo plazo. Cuando dormimos, el cerebro reproduce lo vivido en ese día y reorganiza la información. Dado que nuestros recuerdos son manipulados durante el sueño, surgió la inevitable pregunta: ¿podemos intervenir en ese proceso y alterar nuestra memoria cuando dormimos?
Actualmente se sabe que podemos aprender mientras dormimos, pero se trata de un aprendizaje muy rudimentario llamado implícito, es decir, mucho más básico de lo que se requiere para aprender por ejemplo Matemáticas. Es un aprendizaje tan básico que no suele interesar a la población general, pero para los neurocientíficos resulta asombroso todo lo que hace nuestro cerebro incluso cuando parece que no hace nada.
En 2012, un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience demostró que se podía aprender asociaciones básicas mientras dormíamos a través de un proceso de aprendizaje simple llamado condicionamiento. Mientras los participantes del estudio dormían, los investigadores hicieron sonar un tono y después inundaron la habitación con un desagradable olor a pescado podrido. Una vez despiertos, los sujetos contuvieron el aliento ante el tono, en anticipación al mal olor, ya que inconscientemente habían aprendido esa asociación.
En otro estudio de 2014 publicado en el Journal of Neuroscience, los participantes eran fumadores que redujeron su número de cigarros al haber sido expuestos durante la noche al olor del tabaco junto al olor de huevos o pescado podridos.
Thomas Andrillon, un neurocientífico en la Universidad de Monash en Melbourne, Australia, y su equipo de investigación llevaron a cabo un estudio en 2017 en el cual exponían a los participantes dormidos a patrones de sonidos complejos que después, despiertos, fueron capaces de distinguir. Puede que este fuera el principio del aprendizaje de palabras en otros idiomas mientras dormimos.
En otro estudio publicado en Current Biology los investigadores inventaron una serie de palabras y sus respectivos supuestos significados, por ejemplo «guga» significaba elefante. Los participantes escuchaban estas asociaciones aleatorias e inventadas mientras dormían y por la mañana se les pasaba un test donde debían señalar entre múltiples opciones el significado de esas palabras desconocidas. Quienes estuvieron expuestos durante la noche a la asociación palabra-significado tuvieron mejores resultados que aquellos que respondían completamente al azar.
Sin embargo, los sujetos que sí escucharon las asociaciones no pueden hacer uso espontáneo de ese conocimiento, pues ni siquiera saben que está ahí, ya que lo han aprendido de manera inconsciente. Además, Andrillion asegura que estimular el cerebro mientras dormimos puede alterar su funcionamiento normal, interrumpiendo la consolidación de recuerdos del día y disminuyendo la calidad del sueño.
Por otro lado, los científicos continúan investigando en esta línea, ya que modificar nuestra memoria mientras dormimos podría resultar de gran utilidad en casos especiales, como en fobias o trastorno de estrés postraumático. Hasta entonces, recuerda dormir bien, especialmente si estás estudiando o aprendiendo algo nuevo.