Catherine Mirimanova era una joven preocupada por su cuerpo, como tantas otras. Su tendencia a ganar kilos con facilidad la había llevado a encadenar una dieta con otra durante varios años.
El patrón siempre era el mismo: semanas de dieta estricta, hambre y mal humor para perder unos pocos gramos. Sin embargo, la tortura alimenticia a la que se sometía con regularidad nunca servía para nada ya que, en cuanto cesaba el régimen, comenzaba a recuperar el peso perdido junto a algún kilo extra.
«Lo que rápido se pierde, rápido se recupera». Ese es el problema de las dietas y su temible efecto rebote. ¡Métetelo en la cabeza!
Entonces las tribulaciones y los problemas llamaron a su puerta. La muerte de un familiar cercano y muy querido, una dura ruptura sentimental, trabajo, dinero… la comida se convirtió en un alivio.
La mala racha terminó, los problemas se resolvieron y los años fueron pasando pero, como ella misma cuenta, «el hábito de comer cantidades ilimitadas y picar durante todo el día continuó».
Consiguió rehacer su vida sentimental y se casó felizmente. Sin embargo tuvo que someterse a un tratamiento hormonal para lograr quedarse embarazada, algo que no ayudó a su sobrepeso.
Catherine no se sentía satisfecha con su físico, pero ya no era una cuestión estética, era un tema de salud. Con 175 cm de altura y 120 kilogramos de peso, su índice de masa corporal estaba por las nubes.
Con 39’18 de IMC Catherine sufría de obesidad de tipo II, lo que aumentaba el riesgo de padecer diabetes, cardiopatía y enfermedades metabólicas.
Era el momento de cambiar, perder peso y sentirse bien. No solo por ella, sino por su bebé. ¿Quién la cuidaría si le sucedía algo?
Sabía que su alimentación no era buena y había que poner limites. Sin embargo, la dieta no era una opción.
Ya había probado en el pasado muchas de ellas, fórmulas milagrosas, infusiones de herboristería y pastillas químicas. Sabía como acababa esa historia y no quería repetir los mismos errores de siempre.
En esta ocasión no pasaría envidia ni hambre, usaría la cabeza. Si era un cumpleaños comería un pedazo de tarta, pero los atracones estarían prohibidos.
En 5 meses, y siguiendo un estilo de vida más saludable, Catherine había perdido 40 kilogramos sin esfuerzo. Y lo que es más importante, sin pasar hambre, sin deprimirse, sin sentir envidia ni desanimarse.
Sabía que los cambios implementados habían supuesto una gran bajada de peso, pero que a partir de ahora, la pérdida se ralentizaría.
No tenía prisa. Si algo sabía era lo de «rápido se pierde, rápido se gana» y ella quería un cambio duradero.
Necesitaba llegar a su IMC saludable, entre 60 y 68 kg, pero no tenía prisa. Esto era un cambio de vida, no una carrera de fondo por entrar en un traje. Es salud, no vanidad.
La pérdida de peso no solo había sido corporal. Con su nuevo estilo de vida se había librado también de años de complejos, insatisfacción y vergüenza. Una carga mucho más pesada que la grasa corporal.
Su buen humor se hace evidente en las fotografías, algo que se contagia al resto de actividades cotidianas.
Y no solo eso, ya que estas actividades le ayudaban a perder peso y fortalecer su musculatura.
¡Por fin! Dos años y dos meses después de que comenzara a cambiar de estilo de vida y hábitos alimenticios, Catherine alcanzó su peso ideal.
La formula de éxito de Catherine es simplemente una alimentación inteligente. Gracias a ella, la pérdida de peso y la autoestima llegan «solas».
Sabemos de sobra qué alimentos son buenos y cuáles no, por lo que es «fácil» evitar estos últimos. No los comas, no los tengas en casa. Pero, si te encuentras en un acto social, disfruta con mesura de ellos.
En casa, aliméntate con cabeza. Sigue las recomendaciones de la OMS y la pirámide alimenticia para determinar la cantidad y frecuencia de los grupos de comida. Sigue una dieta variada, cocina tus alimentos y mide las raciones. Huye de la comida precocinada y la bollería industrial.
Muévete, dedicate tiempo, favorécete con la ropa y reconoce tus logros. Siéntete feliz y mantén una actitud positiva.
No tengas prisas, ese es el peor error. La gente ha tardado años en ganar 10, 20, 30, 60, 80 kilos de más, pero quiere perderlos todos en 3, 6 o 12 meses. Es imposible.
Por último, no lo hagas por una cuestión simplemente de peso, hazlo por salud. No conozco a nadie con obesidad que disfrute de una vida sana, sin visitas al médico o problemas y enfermedades asociadas a su peso.
Di adiós a las dietas, y disfruta de una alimentación inteligente. Esta es la fórmula que funciona de verdad.
Fuente: trinixy.ru y minus60.narod.ru
Este artículo fue modificado el 13 agosto, 2018 8:50 am