Hay mascotas, y los que tenéis o habéis tenido lo entenderéis, que no saben lo que es el espacio personal. Y esto, en ciertos momentos, es de agradecer. Sin embargo, si estamos intentando trabajar desde casa, puede convertirse en un problema, con todo el shock que esto supone ya de por sí con la pandemia que estamos viviendo.
Esta es precisamente la situación que estaban viviendo Rebbeca May y su esposo Alex con el miembro felino de la familia: la adorable Ziggy. La gata fue adoptada por esta pareja londinense hace unos tres años y, aunque al principio se mostraba muy desconfiada, eso no le impidió acostumbrarse rápidamente al regazo de sus papis.
Por supuesto, ellos estaban encantados, pues podían achuchar y mimar a Ziggy todo lo que quisieran. Sin embargo, cuando se vieron obligados a trabajar desde casa por el confinamiento, el excesivo cariño de Ziggy empezó a convertirse en un problema. Sin embargo, la brillante solución de esta pareja no ha tardado en calar en las redes. Conozcamos su historia más de cerca:
Ziggy es una gata de 10 años que, desde hace tres forma parte de la familia conformada por Alex y Rebbeca May, un matrimonio de Londres
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Aunque al principio era algo tímida, la gata enseguida empezó a coger la suficiente confianza con sus amos como para lanzarse a su regazo
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Esto empezó a ser una costumbre, pues no hay un mejor sitio de la casa donde sentirse tan cómoda y segura al mismo tiempo
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Sin embargo, desde que comenzara el confinamiento la pareja empezó a trabajar desde casa. Ziggy, como dueña absoluta de sus amos, reclamaba lo que era suyo y claro, ahí venía el problema… Ninguno de los dos conseguía concentrase
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Rebecca colocó una camita para gatos sobre su escritorio, para que Ziggy pudiera permanecer cerca, pero no era suficiente. «Creemos que ella necesita calor y sentirse protegida«, expresaba
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Finalmente, al esposo de May se le ocurrió una idea: si Ziggy solo era feliz sobre el regazo, ¿por qué no crear uno falso?
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Rellenó un par de pantalones para que parecieran piernas y escondió una almohadilla térmica en la parte del regazo. Para darle algo más de realismo al asunto, agregó un par de zapatillas de deporte y una almohada que simula el estómago
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¡Funcionó! Ziggy rápidamente se adueñó del regazo señuelo y permaneció allí, tranquila, durante las siguientes cuatro horas
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«Pensé que crear un señuelo sería divertido, pero jamás creí que fuera a funcionar«, confesó May. «Mi otra gata, Harley, no se interesó en absoluto por el señuelo. Sin embargo, a Ziggy le encantó«
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«Creo que los pantalones son demasiado aterradores para dejarlos ahí todo el tiempo, ¡pero los sacaremos cuando tengamos un día muy ocupado con llamadas!«
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Si os ha gustado la historia de Ziggy, no podéis perderos este post, donde hablamos de todas las razas de gatos que existen. Y si queréis conocer a estos felinos en profundidad, ¿por qué no conocéis al gato más pequeño del mundo?
