Cazados en forma furtiva a un ritmo sin precedentes con tal de conseguir el valioso marfil de los elefantes, muchas personas comienzan a practicar el deporte de caza por mera diversión además de ser un negocio sumamente lucrativo.
Al menos 200,000 elefantes de los bosques de la África central han sido cazados y masacrados desde el 2002, eso sin contar los años anteriores de los cuales es difícil encontrar un registro oficial.
En está ocasión fue al revés, según unos informes, un grupo de cazadores estaba a las afueras de una aldea zimbabuense de Gwai cuando de pronto se toparon con una manada de elefantes, ellos sintiéndose amenazados dispararon en su contra.
Theunis Botha, uno de los cazadores que estaba entre el grupo disparó dos veces, uno de los elefantes cargó en su contra y lo levantó en el aire con su trompa, mientras que uno de sus compañeros intentó salvarlo disparándole al animal, lo único que causó fue que el elefante mur1era y al colapsar cayera debajo de Botha, aplastándolo hasta su muert3.
Es importante recalcar que la caza mayor es polémica por varias razones, entre ellas, los beneficios ecológicos que supone la caza bien administrada; sin embargo, eso no justifica el impacto y destrucción que puede causar en los hábitats naturales.
Aunque muchos elefantes se encuentran en cautiverios, estos majestuosos animales nacen para vivir en medio de la naturaleza y no encerrados en zoológicos o siendo ases1nados por personas para un beneficio comercial.
Era uno de los cazadores más experimentados del país. De hecho, la página web de su empresa lo presentaba como el hombre que perfeccionó la técnica en la caza de leopardos y leones usando perros.
No es la primera muert3 relacionada con la caza este año. Hace poco, uno de los amigos de Botha, unos cocodrilos a orillas del río Limpopo atacaron y comieron vivo a Scott van Zyl, mientras estaba de viaje para cazar.