Siempre se ha relacionado la expresión «llevar una vida de perros» con pasar penurias. Tal vez en tiempos pasados esto fuese cierto, pero hoy en día un perro casero lleva una vida que muchos querríamos.
Sus días están llenos de tranquilos paseos, descansos, varias comidas al día, juegos y siestas cuando les apetece. Vamos, que un perro doméstico tiene pocas preocupaciones a las que enfrentarse. Algunos viven tan a gusto, que han decidido consagrar su vida a la más antigua de las tradiciones del mundo latino: la siesta.
Aquí os traemos una selección de fotos en las que los felices perretes se quedan traspuestos de las formas más variopintas. Y es que cuando Morfeo decide acunarnos en sus brazos, pocos son los que pueden resistirse.
Fuente: Diply, artículo por La Voz del Muro