Una vez pasada y superada la enfermedad, lo que más preocupa a los pacientes son las posibles secuelas del SARS-CoV-2. Uno de los síntomas más nombrados como especialmente característico del Covid-19 es la pérdida de gusto y olfato. Pero, ¿se trata de algo pasajero mientras se pasa el virus o podría tratarse de una afectación a largo plazo? ¿Qué otros efectos a nivel cerebral puede causarnos este virus para el que aún no tenemos vacuna?
Ahora que los científicos llevan más de medio año estudiando el Covid-19 se sabe que son muchos los pacientes que presentan síntomas neurológicos, desde la pérdida de olfato hasta un posible delirium o aumento del riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. También podrían darse consecuencias más duraderas, como el síndrome de fatiga crónica (encefalomielitis miálgica) o el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno poco común que hace que el sistema inmune ataque al sistema nervioso periférico (conjunto de nervios conectados al cerebro y la médula espinal).
Todos estos síntomas y trastornos tienen su origen en una infección viral directa o indirecta del tejido cerebral. Por lo tanto, ¿es posible que de aquí a un tiempo aumenten los casos de deterioro cognitivo o demencia debido al Covid-19?
En realidad, algunos de los síntomas que asociamos a las infecciones no son consecuencia directa de éstas, sino de la respuesta que genera nuestro sistema inmunitario. Por ejemplo, la fiebre no la causa el virus o la bacteria en sí, sino tus células inmunológicas tratando de eliminar la infección. Aunque estos síntomas resultan molestos, son completamente adaptativos y beneficiosos para nosotros.
Cuando las células inmunológicas se encuentran en el cerebro reciben el nombre neuroinmunes y recientemente se ha descubierto que resultan esenciales para la formación normal de nuestra memoria. Por desgracia, esto hace que virus como el SARS-CoV-2 provoquen cambios en estas células, lo que puede generar síntomas agudos y también duraderos en el cerebro.
Durante la enfermedad, las células neuroinmunes envían constantes señales de inflamación a otras neuronas, modificando la conexión entre ellas (sinapsis) y su función. Por ejemplo, la microglía, encargada de dar soporte a las neuronas, tiene que cambiar de forma para destruir los elementos potencialmente dañinos y al hacer esto también rompe conexiones importantes para la memoria.
Debido a que el Covid-19 envía constantes señales inflamatorias, se producen importantes pérdidas de sinapsis, lo que causa efectos a corto plazo, como el delirium, y a largo plazo, aún está por ver, pero es probable que cause deterioro cognitivo, a nivel de memoria y atención.
Tanto nuestro cerebro como nuestro sistema inmune han evolucionado para cambiar ante la experiencia, para así maximizar las posibilidades de sobrevivir. Esto nos permite generar recuerdos y aprendizaje y también tener anticuerpos para virus contra los que se luchó previamente y así protegernos de patógenos conocidos.
Sin embargo, a veces estos cambios consisten en daños permanentes en las conexiones neuronales o en las propias neuronas, lo que puede derivar en deterioro cognitivo y demencias conforme avanza la edad. La posible relación entre el Covid-19 y la pérdida de memoria se observa en las recuperaciones de otras enfermedades. Por ejemplo, en pacientes que han sobrevivido a un ataque cardíaco o que se han sometido a una cirugíade bypass, los déficits cognitivos se exageran durante el envejecimiento.
Hasta que no envejezcan las generaciones que ahora están sufriendo la pandemia, no podremos saber con seguridad los efectos a largo plazo del SARS-CoV-2 en el cerebro. De momento, lo mejor que podemos hacer es, por supuesto, evitar contagiarnos, y también intentar disminuir la gravedad y duración de los síntomas. Es interesante una reciente investigación que apunta que las vacunas comunes contra la gripe y la neumonía pueden reducir el riesgo de Alzheimer.
Varios tratamientos emergentes para el Covid-19 siguen esta línea de intentar reducir la respuesta inflamatoria excesiva del sistema inmune para así evitar mayores daños a nivel neuronal.
Este artículo fue modificado el 12 agosto, 2020 6:05 pm