Los platos caseros saben mejor, pero también son más sanos. Se ha demostrado que la comida preparada por nosotros mejora la dieta y reduce las grasas. Con el estilo de vida actual, horarios apretados y falta de tiempo, nos vemos empujados, muchas veces, a comer fuera de casa. Una investigación dice que deberías dejar de hacerlo. Te mostramos algunos trucos para ayudarte.
La mayoría de las investigaciones anteriores se han centrado en la preparación de las dietas, es decir, en medir y equilibrar la calidad de la dieta y no el estado de salud en general.
El objetivo de este estudio era comprobar si tomar comidas caseras, de manera regular, se asociaba directamente con una mejora en el tipo de alimentos consumidos y en la calidad de vida.
Se observó una mayor frecuencia en el consumo de frutas, verduras y vitamina C. También se detectó una gran mejora en los niveles de grasa corporal, colesterol y tensión. Todos estos indicadores aumentaban o disminuían, proporcionalmente, en función del número de veces que los participantes en la investigación preparaban las recetas en sus hogares.
Otros estudios realizados con el mismo propósito apoyan estas conclusiones.
Organiza las compras semanales con anticipación. Durante el fin de semana tómate tu tiempo para sentarte, seleccionar recetas específicas, hacer una lista de la compra y tener un plan que se adapte a los siguientes días. Así evitarás sorpresas y comidas improvisadas en cualquier sitio.
Puede pasar que no se tenga tiempo para cocinar cosas frescas los siete días de la semana. Si planificas tus comidas es probable que algún día te sobre un poco. Que no te importe comer lo mismo más de una vez. Siempre puedes saltear algunos restos en la sartén y calentarlos. Te llevará unos minutos y estará igual de bueno.
Si te aburre tu menú habitual, en Internet encontrarás multitud de sitios que te ayudarán. Puedes crear álbumes, organizar los platos según tus gustos y consultarlo todo en cualquier momento. Los libros de cocina están bien, pero acaban volviéndose repetitivos. En la red siempre hay opciones nuevas y frescas.
Aún teniendo la nevera llena, podemos tener antojo por un plato especial de nuestro restaurante favorito. Sea cual sea esa comida genial, existirá una versión a tu alcance para que la puedas preparar tu mismo. Sabrá delicioso, gastarás menos y probablemente reduzcas algunas calorías.
Si hay algo que motiva a seguir cocinando es ver cuanto ahorras al no salir. No está prohibido ir a un restaurante para celebrar una ocasión especial, pero debes sentirte cómodo preparando tus propios alimentos.
Cada vez que tengas antojo de pedir, por ejemplo, la cena, mete el dinero en una hucha. Al cabo de varios meses notarás que has guardado una cantidad considerable. Y quien sabe, igual te ayuda para poder irte de vacaciones.
Los tuppers se han vuelto un aliado indispensable. Ya seas estudiante o trabajes en una oficina, el tupper es tu mejor amigo si tienes que comer lejos de casa.
Intenta que sean de buena calidad, preferiblemente de cristal. Los de plástico acaban estropeándose y dejando sabor. Normalmente se pueden poner en el microondas o congelar si necesitas guardar algún plato ya preparado.