Las economías de los países de todo el mundo, entre ellos España, están viéndose notablemente afectadas por la crisis del Coronavirus. Millones de personas han sido o están siendo despedidas de sus trabajos debido al cese de la actividad de sus empresas. Según los expertos, esto será una pandemia mundial de desempleo, y se creará una crisis dentro de una crisis.
Además, los trabajadores no solo se vieron sin trabajo, sino que perdieron sus puestos de una manera tan repentina que nadie se lo esperaba, y muchas familias no tienen apenas ahorros como para seguir de este modo durante mucho más tiempo. Afortunadamente, muchas personas recibieron alguna forma de pago a modo de terminación, están en el paro o reciben una parte de su sueldo todavía. Eso tienen, si quiere servirles de consuelo.
Esto supone un desafío financiero para muchos, y no solo eso, sino también un desafío psicológico. El trabajo supone una parte importante de la vida de cualquier adulto. Una vez lo pierdes, ¿Cómo se manejan todos esos sentimientos y pensamientos negativos que aparecen?
Perder un trabajo puede puede ser emocionalmente devastador, si bien este sentimiento se está atenuando actualmente, ya que no ir al trabajo causa también alivio, al no estar expuesto diariamente al Coronavirus. La situación es una montaña rusa emocional de estrés y miedo, tanto a perder el salario que permite mantener a la familia, como a contagiarse de un virus que está considerado como pandemia por la OMS. A esto hay que sumarle el factor incertidumbre. No sabemos cuánto durará esto ni cómo de graves serán las consecuencias que vengan después.
Según informó el psicólogo Adam Benson a BBC, la forma en la que lidiamos con el estrés se está intensificando por estas circunstancias. Mientras que algunas personas intentan mantener todo bajo control, otras buscan otras maneras de enfrentarse esta situación, la cual no podemos controlar.
Perder un trabajo puede equivaler a perder a un ser querido. La trayectoria emocional incluye cualquiera de las etapas del duelo, que van desde la conmoción y la negación, pasando por la ira y la negociación, hasta llegar a la aceptación y la esperanza. Al fin y al cabo, tanto perder un puesto de trabajo como perder a un ser querido son situaciones que demandan saber afrontar una pérdida de algo importante para nosotros.
Necesitamos tiempo para procesar las emociones relacionadas con la pérdida de trabajo, y con la pérdida. Al principio, las personas están enfadadas y molestas con sus empleadores, porque piensan que les han reemplazado, o que nunca fueron una parte importante del equipo.
En esta situación excepcional, los trabajadores que pierden sus puestos culpan al Coronavirus más que a sí mismos. En cambio, entra también en juego la incertidumbre sobre cómo está cambiando la fuerza laboral. Existe el miedo a medio-largo a que las organizaciones se percaten de que no necesitan a tanta gente, y decidan prescindir de muchos empleados.
Según Adam Benson, lo recomendable en la situación actual es reconocer qué se puede controlar y qué no, y centrarse en lo primero. Hay que identificar los problemas inmediatos y solucionarlos para poder sobrevivir a este momento crítico. A corto plazo las cosas serán difíciles, y habrá que reducir el gasto familiar, además de realizar otros cambios. Cuando todo regrese a la normalidad, las personas volverán a sus puestos.
Debemos ver la situación que estamos viviendo desde una perspectiva optimista para mantener a raya la ansiedad. Mantenerse informado sobre los recursos que se encuentran disponibles para las personas que están pasando por momentos de necesidad también ayuda a mantener la calma. Además, se están tomando medidas para paliar los efectos negativos de esta situación.