Los perros de hoy día sufren un sin fin de problemas de salud por culpa del ser humano y sus políticas de cruce y pedigrí.
Alguien decidió un día que los perros se verían mejor realzando determinados rasgos, estableciendo un sistema de cría eugenésico para conseguirlo. Sin importar las consecuencias negativas que les acarreásemos.
Con el carlino, por ejemplo, logramos que los huesos de la cara se comprimiesen para que pareciesen chatos. No logramos en cambio que el tejido circundante encogiese, por lo que ahora tapona el flujo de aire y obliga a sus pulmones a trabajar más intensamente para poder respirar.
Somos los culpables directos de una vida de sufrimiento, solo motivada por la vanidad humana de poseer un perro con estas características.
¿Seremos capaces de cambiar, o nuestro egoísmo continuará destruyendo su salud por tiempo indefinido? No participes, elige perros sin pedigrí y deja que la naturaleza siga su curso.