Los hogares para ancianos tienen una mala fama poco merecida. Estos lugares se ocupan de cuidar a nuestros ancianos y atenderlos de la mejor manera posible. Un ambiente hogareño ayuda mucho en estos casos y en el centro para mayores St Augustine Health Ministries lo consiguió de una forma inesperada.
Un día como otro cualquiera, un gato callejero empezó a rondar por las instalaciones. El felino era bastante amigable con los ancianos, por lo que decidieron ponerle nombre y alimentarlo de vez en cuando.
Oreo, que así es como lo bautizaron, esperaba todos los días la hora del paseo de los residentes y los acompañaba. Su espíritu alegre, cariñoso y juguetón se ganó enseguida el corazón de todos los ancianos.
Un día, sin saber como había entrado, Oreo apareció dentro del edificio. La recepcionista se lo encontró en su silla y ese fue el momento en el que decidieron adoptarlo totalmente. Ahora vive allí y todos los residentes lo quieren y miman como a un miembro más.
Este gato hace un trabajo que pasa desapercibido para mucha gente, pero que es importantísimo. Acerca un pedacito del hogar y de normalidad a personas que lo necesitan realmente. Ojalá y otros centros para mayores siguiesen el ejemplo e incorporasen a su propio Oreo a la plantilla de «trabajadores».