Antes de la llegada del coronavirus, el mundo estaba en vilo por los terribles incendios sucedidos en Australia entre 2019 y 2020, en la que 33 personas perdieron la vida y otras miles se quedaron sin hogar. Una verdadera catástrofe, que también ha sesgado las vidas de cientos de miles de animales y ha arrasado 6.474.970 hectáreas en Nueva Gales del Sur y Victoria, epicentro de la crisis.
Han pasado varios meses desde que las llamas fuesen extinguidas, y muchas de las personas que lo perdieron todo en los incendios, aún siguen viviendo en tiendas de campaña, garajes o refugios improvisados. Una situación que se ha visto agravada por la pandemia.
Desde aquí queríamos mandar todo nuestro apoyo a las personas que siguen sufriendo estas terribles consecuencias, mientras os mostramos que, a pesar de las dificultades y las terribles pérdidas, la naturaleza vuelve a abrirse paso una vez más:
La temporada de lluvias ha hecho que los bosques y los prados arrasados vuelvan a brotar. Fascinados con el poder de la naturaleza, muchos australianos se han acercado hasta las zonas calcinadas para hacer fotos de este mágico suceso para compartirlas con el mundo a través de las redes sociales.
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Poco a poco y en el mejor de los casos, estas zonas irán recuperando su antiguo esplendor, aunque para eso aún deberán pasar algunas décadas. Sin embargo, árboles y plantas están empezando a renacer y, con el tiempo, los animales volverán a hacer de ellos su refugio.
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Como adelantábamos antes, aunque la naturaleza se irá repoblando, los incendios también han generado pérdidas irrecuperables. Por ejemplo, el pasado enero Christopher Dickman, profesor de Ecología Terrestre de la Universidad de Sydney (Australia), afirmó que 480 millones de animales habrían perdido la vida en los incendios, tirando por lo bajo, debido a las llamas, el humo y desplazamientos forzados o falta de alimentos. Una cuenta que solo incluye animales de mediano y gran tamaño.
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Como decíamos antes, la vegetación australiana también ha perdido grandes extensiones y algunos hábitats quedarán alterados durante décadas, si es que finalmente se recuperan.
En algunas zonas, no obstante la capacidad de resiliencia de la naturaleza está siendo demostrada a cada día que pasa, tras una temporada relativamente húmeda.
La gravedad de los incendios forestales de la última temporada en Australia es innegable. Como también lo es su relación con la crisis del cambio climático. No obstante, imágenes como la de estos bosques en plena recuperación son, cuanto menos, esperanzadoras.
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