La belleza es una bendición, pero la locura del ser humano para conservarla no conoce límites.
No hablo de la batalla que todos mantenemos contra el paso tiempo, sino de la absurda lucha por encajar en un ideal de belleza completamente irreal, un canon marcado por el poder del Photoshop y no por la naturaleza del cuerpo humano.
Gran parte de culpa, aunque no toda, recae sobre el mundo de la moda, las firmas de alta costura y sus diseñadores, quienes impusieron un estricto control sobre las tallas de sus modelos.
Hicieron falta varios escándalos y un importantísimo repunte global de los casos de trastornos alimenticios entre los adolescentes para que las autoridades tomaran cartas en el asunto.
Francia, cuna de la moda de alta costura, fue la primera en establecer leyes contra las modelos muy delgadas. La razón: la revelación de la autobiografía de la modelo francesa Victoire Maçon Dauxerre.
En su biografía, la joven confesó haberse alimentado con 3 manzanas al día durante meses, solo para poder formar parte de este mundo de glamour. Esta es su historia.
«La pasarela era una jungla donde los extremos de la delgadez eran exigidos con mano de hierro. Nadie me dijo: ‘¡Adelgaza!’, pero sí me dijeron: ‘En septiembre irás a la Fashion Week, la talla de ropa es la 32-34. Tiene que entrarte'».
«Me maté de hambre para perder 10 kilos en un mes. Mi dieta consistía en 3 manzanas al día y litros de agua con gas para llenar el estomago. Una vez a la semana, me estaba permitido comer pollo o pescado».
«La anorexia nerviosa es un círculo infernal: cuanto más adelgazas, más gorda te ves».
“Tenía el pulso muy débil y estaba perdiendo el cabello. Con 18 años tenía osteoporosis y no me venía la regla. Incluso llegué a desmayarme entre desfile y desfile”.
«Como no es una medida popular y para evitar críticas, hoy puedes ver a las modelos comer snacks delante de los periodistas, pero en cuanto las cámaras se apagan, las chicas corren al baño para vomitar. Nadie puede decir nada si quiere seguir trabajando».
«Nadie lo entendía. Cuando le explicaba a la gente como me sentía, me decían: ‘no sé porque te quejas, tienes la vida que todo el mundo querría’. Y sin embargo, yo nunca había sido tan infeliz«.
«Es increíble cómo los grandes diseñadores deshumanizan a las mujeres. Karl Lagerfeld llegó a decir: ‘Un traje de Chanel no es para una mujer con pecho’. Pues bien, resulta que las mujeres tienen pechos por definición. ¿Es que entonces sus trajes no son para mujeres?».
«A las nuevas modelos solo tengo una cosa que decirles: si alguien te dice o te insinúa que tienes que adelgazar si quieres trabajar, ¡huye! No merece la pena».
Fuente: leplus.nouvelobs.com y leparisien.fr