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No es un caso de vigorexia, este hombre entrena cada día para poder seguir vivo

Puedes creer que Ben Mudge es otro joven obsesionado con su cuerpo, de esos que pasan horas entrenando para cincelar hasta el último músculo de su anatomía. Puedes pensar que sufre interminables sesiones de gimnasio, y que siente algo de ansiedad si se salta un entrenamiento. Puedes suponer que una persona que dedica varias horas al día 5 días a la semana, tiene algún tipo de problema. Y así es, pero no el que tú crees.

Ben no sufre vigorexia, complejo narcisista o una insana obsesión por su cuerpo. Ben tiene fibrosis quística y necesita entrenar de forma intensiva para poder seguir vivo.

A las 7 horas de nacer Ben fue diagnosticado de fibrosis quística, una enfermedad hereditaria e incurable que atrofia los pulmones y afecta al páncreas. La esperanza de vida para las personas afectadas es de 30-40 años de edad, siendo la última década especialmente dificultosa.

Como adolescente, Ben siempre tuvo problemas para respirar con normalidad y mantener un peso saludable.

«Era muy delgado. Recuerdo que tenía que tomar suplementos calóricos con cada comida. Algo que los otros niños de la escuela no entendían y miraban raro, por lo que trataba de comerlos lo más rápido posible para que nadie se diera cuenta»

Los médicos le recomendaron una dieta rica en grasas para ganar peso, pero Ben supo que alimentarse a base de comida basura tampoco mejoraría su esperanza de vida.

En su lugar comenzó a trabajar su musculatura en el gimnasio, certificándose como entrenador personal. Respecto a su dieta, introdujo proteínas de alta calidad, en su mayoría pescados frescos y grasas saludables, tales como aceite de oliva, aguacates y frutos secos. Todo ello acompañado de un buen número de fruta y verduras.

Gracias a ello, Ben logró ganar y mantener el peso que necesitaba. El ejercicio físico le ayuda a limpiar sus pulmones y aumentar su capacidad pulmonar, que a día de hoy, con 25 años, continúa en 98%.

A pesar de los progresos, Ben debe tomar medicamentos para luchar contra su enfermedad, así como respetar los descansos que su cuerpo le pide, ya que sobreentrenar o lesionarse podrían tener consecuencias muy negativas en su salud.

Cada día es un desafío, y aunque la enfermedad está siempre presente Ben se siente muy satisfecho. Definitivamente el ejercicio físico ha mejorado su calidad y esperanza de vida, por lo que lo recomienda a todo el mundo, padezca o no una enfermedad.

Esperamos que Ben continúe feliz y saludable por mucho tiempo, y que su historia sirva de inspiración para otras personas que están pasando dificultades similares.

Fuente: mymodernmet.com

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