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Un reality muestra cómo malviven los camboyanos que trabajan en la industria textil

Habitualmente, aunque no entremos en la categoría de compradores compulsivos, solemos dejarnos llevar por la moda y por las últimas tendencias que imperan en esa temporada. Solemos seguir el mismo patrón: entramos en tiendas de ropa, escogemos lo que nos gusta, nos lo probamos, lo pagamos y salimos de la tienda satisfechos porque hemos adquirido una prenda nueva. Pero, ¿realmente somos conscientes de donde viene toda esa ropa?, ¿qué pasaría si nos enfrentáramos cara a cara con la verdad, como hicieron nuestros protagonistas?.

«Sweatshop», un reality show noruego, envió a tres jóvenes blogeros expertos en moda a Phnom Pen, capital de Camboya, para vivir la experiencia de trabajar en una fábrica textil de la ciudad. Sus impresiones, simplemente sobrecogedoras, son las de unas personas que se dieron de bruces con la realidad que viven cientos de miles de trabajadores, en todo el mundo, contratados para las grandes multinacionales.

Trabajar a destajo por un sueldo miserable

A pesar de que Sokty, su guía y conductor durante su estancia en la ciudad, trabaja 70 horas a la semana, solo lleva a su casa unos 130 dólares al mes. Según revela Anniken Jørgensen –una de las blogueras protagonistas de 17 años– en el episodio 4 del reality, ella suele gastar 5 veces más dinero en ropa cada mes. «No puedo soportarlo más», dice ella rompiendo a llorar ante la situación que viven allí, «¿qué clase de vida es esa?», se lamenta.

La serie es una acusación desgarradora hacia las grandes marcas de ropa, y nos muestra el efecto que pueden tener nuestras decisiones económicas diarias -tales como qué blusa comprar o en qué restaurante comer- sobre otros seres humanos en otra parte del mundo.

Las marcas de ropa más famosas como empleadores de estos trabajadores

Cuando salió del reality, Anniken denunció las condiciones laborales a las que están sometidos los trabajadores camboyanos en las filiales de la conocida marca H&M. Tras su salida del programa, concedió varias entrevistas en los medios de comunicación noruegos para denunciar las malas prácticas de la multinacional sueca en el país asiático.

A pesar de que los participantes no podían identificar a ninguna de las empresas implicadas, Anniken decidió continuar con su denuncia. «Les prometí un cambio a toda esa gente que conocí», relata la joven en su blog. Atormentada por la cantidad de personas con las que habló, de las que escuchó sus problemas y con las que lloró, decidió desvelar el nombre de la mayor empresa que, supuestamente, se ocultaba tras esos talleres textiles.

Desgraciadamente, la realidad es que muchas personas siguen trabajando bajo condiciones extremas a cambio de ganar lo justo para sobrevivir. Deseamos que denuncias como esta, sirvan para concienciar y abrir los ojos de todos aquellos que manejan los hilos de las grandes compañías que siguen explotando a miles de personas a diario.

¿Quieres seguir la serie? La tienes subtitulada al español en la página de http://www.aftenposten.no

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