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Una serpiente pitón y un cocodrilo se enfrentan en la naturaleza, el ganador resulta inesperado

La naturaleza es cruel, pero incluso en su estado más salvaje y despiadado ofrece espectáculos realmente increíbles.

Más fieros, grandes, y rápidos son los depredadores. De estos, el grupo de cazadores más curiosos de cuantos animales ha creado la madre naturaleza, son los reptiles.

Serpientes, cocodrilos, caimanes y alligatores, son animales tan perfectos que apenas han evolucionado desde hace miles de añosLongevos y sin síntomas de envejecimiento, fuertes y fieros, apresan sus presas fuertemente hasta la extenuación.

Especialmente llamativas son las serpientes, quienes han desarrollado un portentoso sistema digestivo, capaz de tragar y procesar una presa entera, huesos incluidos. Los cocodrilos por su parte, poseen una impresionante mandíbula que trabaja de forma similar a un cepo, ejerciendo tres veces más presión que la de un león.

Sin embargo, ¿qué ocurre si se enfrentan dos ejemplares adultos de estos dos extraordinarios animales en la naturaleza?

Pues, que la fuerza de la contorsión de la serpiente y su mayor libertad de movimiento, no tiene rival.

Ciertamente la mandíbula del cocodrilo es portentosa, pero de igual forma que posee una increíble fuerza de mordida.

No tiene prácticamente fuerza para abrirla y atacar.

La estrategia del cocodrilo es morder y girar sobre sí mismo para retorcerse, romper huesos y crear una hemorragia importante.

Obviamente si el animal no es acuático, también tratará de ahogarlo.

Sin embargo, en esta ocasión, la serpiente pitón, es capaz de abrazar su cuerpo y adaptarse a sus movimientos.

A la vez que ejerce presión, partiendo huesos y asfixiando a su víctima.

Tras lo cual, arrastra a su presa hasta un lugar tranquilo, donde desencajará sus increíbles mandíbulas flexibles para engullir la presa íntegra.

Sus anillos, le permiten constreñir y compactar la presa para ayudarse en la ingesta.

Sus escamas, también son flexibles y su cuerpo se ensancha hasta 10 veces la anchura de su cabeza.

Para colmo, y si la presa es más grande, su musculatura y los movimientos en «s» la ayudan a romper las estructuras óseas para reducir el volumen.

Su tubo digestivo funciona como una compactadora, ejerciendo presión por todos lados.

Hasta conseguir engullir un cocodrilo de 2’5 metros.

Un bocado que tardará hasta 2 semanas en digerir por completo.

Con unos impresionantes jugos gástricos capaces de descomponer escamas, huesos, tejidos y músculos con gran eficacia.

Y es que la naturaleza ha demostrado ser una increíble ingeniera y diseñadora de especies.

Fuente de las imágenes: bashny Información y adaptación Lavozdelmuro.net

 

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