Para cada uno, su perro es el más importante que existe. Presumimos de ellos, llenamos nuestras redes sociales con sus fotos y hablamos de ellos como si fueran nuestros hijos.
Y es que son excepcionalmente cariñosos, juguetones, leales y, simplemente, maravillosos. Están ahí cada mañana al despertar, así como para recibirnos después de un duro día de trabajo. En definitiva, están ahí siempre y son un miembro más de nuestra familia, por lo que debemos celebrar su compañía todo el tiempo que estén junto a nosotros.
Todos amamos a nuestros perros, e incluso hay quienes estamos ligeramente obsesionados -sí, yo también me incluyo-. Así pues, echa un vistazo a estas señales e identifícate en las que creas que padeces:
Si nos paramos a pensarlo, es algo que hacemos constantemente. Hablamos con ellos, compartimos nuestros altibajos, triunfos y pérdidas. Escucha, se preocupa, entiende y nunca juzga, por lo que reúne todos los requisitos para ser un verdadero amigo.
El perro no puede llevar zapatillas de deporte, pero probablemente tiene un collar magnífico, toneladas de juguetes y su propia cama.
Qué le vamos a hacer, a veces son así de trastos. Y cuando ponen esa carita, ¡imposible enfadarse con ellos!
Evitas todo aquello que puede ocasionarle malestar a tu mejor amigo, fomentando una dieta saludable libre de aditivos y llena de vitaminas, nutrientes y refuerzos energéticos.
¡Por supuesto, como miembros legítimos que son!
Tu perro es fabuloso y no te importa quiénes lo sepan. Acuden a la peluquería y les proporcionas los mejores tratamientos, incluso por encima de los tuyos.
En la tablet, en las fotos de perfil del Whatssapp, en el ordenador y en el teléfono, así como su propio book en Facebook.
Si tienes hijos y organizas quedadas para que jueguen con sus amigos, ¿por qué no hacerlo con tus perros? Se lo pasan genial y además te sirve para fomentar relaciones con otros amantes de los perros.
Y aún así no os vais del todo tranquilos.
¡Tienes que probar estas deliciosas galletas!
Así pasa, que después la casa amanece con trozos de plástico que alguna vez fueron un muñeco, mordedores y pelotas por todos sitios.
Para eso están los rodillos de las pelusas o, más genial aún, este fantástico truco.
Y cuando no acuden a la cama, les extrañas.
Aquellos días en los que te encontrabas la casa vacía al llegar a casa pasaron a la historia. ¡Ahora disfrutas de la mejor de las compañías!
¿Con cuáles de estas señales te sientes más identificado?